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El impacto de las medidas económicas ante la crisis del COVID-19 ¿fueron acertadas las decisiones del Gobierno?

Frente Unitario de Trabajadores protestan en la av. 10 de Agosto en contra de la Ley Humanitaria API

Ecuador enfrenta la más grave crisis económica en décadas con incalculables consecuencias. Estas, agravadas desde las medidas económicas y sociales que ya se tomaron desde el 2017 y otras como la actual Ley Orgánica de apoyo humanitario para combatir la crisis sanitaria derivada del COVID-19; que incide en un incremento del desempleo, reducción del empleo formal, despidos, menos salarios, achicar el tamaño del Estado; entre otras.

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Las medidas económicas en parte buscan reducir el hueco fiscal que según estimaciones del propio Ministerio de Finanzas estaría en USD 12 000 millones para este año. Por supuesto que viene debilitado desde hace mucho tiempo atrás incluso antes de la pandemia se estimaba en USD 3 384 millones.

No es la salida óptima vs. no hay más alternativa

Para el analista económico, Víctor Abrigo, la opción de reducción del Estado es aceptable pero no es una salida óptima. «precisamente en el tema del de la masa salarial que estima que ahorraría USD 980 millones (que además es un tema que debería abordar la Asamblea Nacional dado que la jornada laboral de 8 hora diarias están en la LOSEP), eso tendrá un repercusión en la cadena de pagos, todos sabemos que los funcionarios  planifican sus gastos de acuerdo a sus ingresos, que va pasar con las obligaciones ya contraídas hasta el momento, seguramente dentro de muy poco tiempo tendremos a muchos en la central de riesgos, hipotecas vencidas, etc».

Trabajadores de la salud realizan un plantón a las afueras del Hospital Eugenio Espejo

Por otro lado, para el exministro de Finanzas del Gobierno de Lucio Gutiérrez, Mauricio Pozo, el anuncio de la Ley Humanitaria y la reducción del Estado, considera, es una decisión que tiene sus costos sin ninguna duda pero no existen mayores espacios como para poder encontrar una mejor alternativa. «La situación del país es muy grave, pues está atravesando una coyuntura donde hay una caída de la producción estimada en el 10%, lo que hace que sea la contracción económica más intensa de toda la historia del país. En esas circunstancias las empresas no tienen recursos y eso hace en la práctica, imposible que puedan atender todos sus compromisos como si estuviéramos en una situación normal», agrega.

Tanto la pandemia del COVID-19 como la crisis económica en Ecuador tendrán un impacto negativo y prolongado ya que se prevé una disminución de las actividades productivas en sectores del comercio, turismo y transporte, reducción de la inversión privada, contracción de la oferta de bienes importados e impactos sociales por disminución del empleo e ingresos de los hogares.

La precarización laboral afectará las economías familiares y contracción del consumo con mayor afectación a los sectores más vulnerables del Ecuador, acelerando la pobreza extrema y desigualdad.

La incertidumbre afecta más

Ante eso, Abrigo agrega que a más de los graves impactos que tendrá el país con la triple crisis que afrontamos, también tenemos que lidiar con la incertidumbre. «Este Gobierno genera mucha incertidumbre en la economía y esto modifica las expectativas del consumo de la gente. Nadie sabe que va a pasar», dice. «Ahora han reducido dos horas laborables en el sector público. Eso ocasionará que las decisiones de la gente respecto a su consumo se enfoquen mayormente en alimentación y salud, y el resto del excedente (los que tienen) lo convertirán en ahorro precautorio. Y así la demanda se desplomará aún más, y la recesión se profundizará a niveles inesperados«.

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protestas

Ante la reducción de horas laborales, Pozo, afirma que es preferible a perder el empleo. «Quedarse con trabajo o no, comer y no comer. Dada las circunstancias no hay muchos espacios, es imposible continuar bajo el esquema actual, y eso generará despido de personal. Esta situación hace que todos participen en todos los niveles. Este es un tema que nos compete a todos sin excepción».

¿Qué otras alternativas pueden haber sin afectar directamente al empleo?

El analista Víctor Abrigo sugiere en el tema de mayor eficiencia en la recaudación tributaria por paste del Estado. «Existen deudas en firme e impugnadas por encima de USD 3000 millones que solventarían en algo la actual crisis. Hay que tener en cuenta que el problema del Ecuador está en la carencia de políticas para generar crecimiento económico, este tema hay que trabajarlo a profundidad. No necesariamente la solución está en reducir gasto que ponen en peligro la capacidad adquisitiva a los ciudadanos por ende una contracción den la demanda, sino buscar alternativas para mejorar los ingresos del Estado».

Pozo menciona que el Gobierno debe recaudar más fondos del exterior, más apoyo internacional y mayor liquidez para apoyar a las empresas para que impacte menos el tema del empleo. Además sugiere que se realicen reformas. «La propia Seguridad Social necesita una reforma integral. También el Banco Central que todavía no se topa también requiere una reforma porque es un ente que puede ayudar la estabilidad económica», agrega.

Tenemos un país sin ahorros

En este aspecto, Víctor Abrigo y Mauricio Pozo han compartido que efectivamente el país carece de ahorros y que fue culpa del Gobierno anterior. «La excusa del gobierno anterior fue que preferían «invertir» esos excedentes, antes que generar ahorro forzado. Lamentablemente gran parte de esa «inversión» desembocó en corrupción que licuó gran parte de la rentabilidad de los proyectos, en otros casos fue inversión fallida (refinería del pacífico, Aeropuerto de Santa Rosa, etc), y en otros casos simplemente fue gasto corriente disfrazado de inversión» dice Abrigo.

«El tema de tener ahorros para utilizarlos cuando faltan recursos era primordial. Se defendía que se ahorre el dinero producto de los precios altos del petróleo y eso nunca se cumplió. El gobierno anterior desperdició toda la plata que tuvo y ahora nos encontramos en una situación de indefensión total», agrega Pozo.

«Son esas inconsistencias macroeconómicas provocadas por gobiernos populistas las que dan surgimiento a la economía del miedo, la economía del ajuste extremo. Es cuando los indicadores están en rojo y cuando la moral de los ciudadanos está caída, cuando el discurso del ajuste extremo es aceptado como verdad dolorosa e inevitable. Todo lo que hoy estamos viviendo sumado a esto el problema del Covid-19», enfatiza Víctor Abrigo.

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