Un historiador, Dan Hill compartió la historia que esconde una maleta que le perteneció a Ted Ambrose, un soldado caído en la Primer Guerra Mundial. El utensilio permaneció cerrado durante casi 100 años hasta ser encontrado por un sobrino del combatiente.
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“Hace unos años, el sobrino de Ted encontró una maleta al limpiar su desván. Me llamó y me preguntó si quería verla. Lo que encontré fue simplemente increíble”, comienza diciendo Hill en un extenso hilo publicado en Twitter.
Ted Ambrose fue un joven oriundo de Hertfordshire, Inglaterra, que tenía 18 años cuando decidió unirse a las Fuerzas Armadas de su país en 1915. Entrenó nueve meses y fue enviado a Francia para unirse a la guerra, pero pronto quedó herido y tuvo que someterse a tratamiento en un hospital galo.
“Ted tuvo mala suerte. Llegó al frente cuando los británicos se preparaban para lanzar una ofensiva en un lugar poco conocido: El Somme (Francia). Un proyectil explotó cerca, perforando sus tímpanos”, explicó Hill.
Cuando ya estaba listo para regresar al frente, se enfermó de sarampión y tuvo que esperar para curarse de nuevo. “Para el 1 de julio, Ted había vuelto a Somme”, detalló el historiador. “En el espacio de una hora, hubo más de 100 caídos o heridos. El soldado Ted Ambrose estaba entre ellos; golpe en la cabeza, brazo y pierna”, heridas de las que no se recuperó.
Su madre quiso visitarlo en el hospital, pero Ted falleció a los pocos días. Entonces, sus pertenencias le fueron enviadas, pero la mujer “no podía soportar mirarlos. Los metió en una maleta y la cerró. Abriéndolo solo una vez después de la guerra para agregar las medallas que nunca vio. La maleta se fue al desván, donde permaneció intacto durante más de noventa años”, explicó Hill.
Lo que había en la maleta
Al abrirla, en compañía del sobrino de Ted, el historiador encontró su pipa, cigarrillos, un espejo, un pañuelo, documentación, emblemas de su uniforme, un libro con frases en francés, fotos de su madre, de su amante y, por supuesto, las medallas que había obtenido.
Hill comentó que, aunque Ted haya sido un “chico ordinario” que no sobresalió en el campo de batalla, fue un ciudadano “que cumplió con su deber”. “Lo que vi me dejó sin aliento. Fue toda la vida de Ted. Una cápsula del tiempo, sellada desde 1916”, aseguró.
El historiador dijo que luego de esta experiencia, visitará la tumba del soldado cada vez que esté cerca del lugar en donde fue enterrado. Relató Publmetro