Imagínate tener que someterte a una terapia diaria para sobrevivir; destinar un promedio de ocho diarias para esta tarea. Ahora, qué sucedería si los insumos necesarios no los posees y que un pequeño retraso pondría en la ‘cuerda floja’ tu vida. Está es la situación de un centenar de pacientes, que sufren insuficiencia renal crónica, del Hospital Carlos Andrade Marín.
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Bajo el fuerte sol capitalino, más de un decena de personas – pacientes de nefrología- se reunieron fuera de esta institución médica (calles Ayacucho y Alejandro luna). Su objetivo, exigir la entrega a tiempo de medicamentos que son usados para realizarse la terapia de diálisis peritoneal.
Los pacientes, de distintos rangos etarios, padecen insuficiencia renal crónica; su tratamiento (diálisis) deben aplicárselo de por vida y todos los días en lapsos de tiempo que oscilan entre las seis y quince horas, según el diagnóstico médico.
La enfermedad renal crónica (ERC) empeora lentamente durante meses o años. La diabetes y la hipertensión arterial son las causas más comunes y responsables de la mayoría de los casos.
Por su parte, el tratamiento (diálisis peritoneal) es una forma de eliminar los desechos de la sangre cuando los riñones ya no pueden cumplir con ello. Durante el procedimiento, que se aplican de manera automática o manual especialmente por las noches, un líquido purificador circula a través de una sonda a parte de su abdomen.
Si los pacientes no se aplican de manera adecuada y puntual pueden sufrir distintas complicaciones a corto y largo plazo.
Silvia Ati, madre de una paciente de 16 años (Shirley), destacó que el mayor problema con la institución médica es que los insumos no están llegando a tiempo. Incluso, le han enviado soluciones que no son las adecuadas para su hija.
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“Mi hija utiliza soluciones de 1.5 y en enero me enviaron soluciones de 2.5; para la edad de ella son muy fuertes. Ahora, tengo que ponerle esas soluciones porque no hay más”.
“Se levanta muy cansada (debido a las soluciones), ella no puede caminar debido a los calambres. Deberían dar lo que el paciente necesita, luchare hasta lo último”.
Shirley tiene que destinar nueve horas y media a su tratamiento.
María Goyes, paciente de la tercera edad, señaló que se aplicado este tratamiento por 16 años. “Jamás, en todo el tiempo que me hecho la diálisis, ha existido carencia de insumos”.
“Es una lástima que no nos entreguen los medicamentos, la gente sigue retrocediendo en el tratamiento. Si dejamos de hacernos esta terapia, nuestro organismo empieza a complicarse. Nuestro cuerpo se llena de toxinas”.
María, señala que la desesperación de los pacientes llega al punto de pedir, a través de grupos de WhatsApp, que les donen o presten estos insumos para no tener complicaciones médicas.
“¡Por favor no nos engañen! Somos más de 150 pacientes, no nos pueden dejar morir. Si cambiamos de insumos, tendrían que cambiar la sonda que llevamos; este catéter se usa para las diálisis peritoneales”.
“No, no somos ratones de laboratorio. Eso no somos los pacientes”, sentenció María Goyes. Ella destina más de siete horas diarias a su diálisis.
Cubierta con una mascarilla llegó Mariana Noboa, paciente de nefrología, para enterarse que los suplementos aún no están disponibles. Su tratamiento es completamente riguroso y no puede darse el lujo de no acatar ello, señala.
Enfatiza que fuera de la diálisis, a la que ella dedica 15 horas diarias, necesita cambiarse regularmente de pijamas y mantener aseos personales óptimos. Su dieta va enfocada al consumo de legumbres y baja cantidad de almidón (arroz, pan).
Mariana padece insuficiente renal crónica desde hace dos años, y su causante fue la diabetes.
Rodrigo Chiluiza (paciente) enfatizó que existen distintos tipos de casos. Él usa más de una veintena de cajas al mes para su tratamiento. Destacó que la carencia de medicinas obliga a los pacientes a movilizarse a otros puntos alejados de la ciudad para llegar por la noche y aplicarse su tratamiento: “despertarse y buscar una oportunidad de seguir con vida”.
“Ahorita debo cuatro cajas, que ya no tengo ¿Con qué me hago el tratamiento?, no hay”.
“Juegan con nuestra salud, juegan con nuestro dinero”. Él aplica su tratamiento durante 11 horas, la duración depende de la permanencia de los líquidos dentro del organismo.
Peticiones
“Más que una ayuda económica pedimos que existan los medicamentos propicios para nuestro tratamiento. Debido a la enfermedad, muchos han tenido que jubilarse a temprana edad. El gobierno debería poner atención para todas las que son enfermedades catastróficas”.
Rodrigo acota que debe existir una atención de primera.
“Estoy súper preocupada por los insumos. Estamos buscando quien nos apoye con una caja y no solo por el familiar de uno. Nosotros nos damos cuenta que todos los días las personas sufren», añade Patricia Cabezas mientras los demás solicitan una ayuda para su tratamiento de esta noche.
Patricia demuestra su descontento al narrar que en un grupo de WhatsApp la gente pide soluciones para aplicarse sus terapias noche tras noche. “Es como pedir la vida por partes”, señala.
“Los médicos y autoridades deben entender que no son pacientes que esperan que les construyan una casa, están esperando por vivir un día más. Es una terapia que si no se hace consecutivamente, termina en la muerte”, finaliza.