El primer fenómeno astronómico del 2020 ocurrirá este viernes 10 de enero. La Tierra se interpondrá entre el Sol y la Luna, provocado un espectáculo que sucede solo un par de veces al año.
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El hecho se podrá visualizar de algunas partes del mundo. Una parte de los habitantes de Europa, África, Asia y Australia podrán observar este eclipse. Lastimosamente, la zona de Sudamérica no podrán disfrutar de este acontecimiento.
Para este tipo de eventos es importante señalar que no hace falta usar protección ocular, a diferencia de los eclipses de Sol. Un eclipse penumbral se produce cuando la Luna pasa a través de la pálida periferia del sobre de la Tierra.
El eclipse es tan sutil que los observadores del cielo, con frecuencia, no notan que está ocurriendo un eclipse. Por lo general, los eclipses lunares no tienen un orden en particular.
A un eclipse parcial puede seguirle uno total y otro penumbral, etc. Puede sucede cualquier cosa. En Ciertas ocasiones, sin embargo, la secuencia es más ordenada. A diferencia de los eclipses solares, que solo pueden ser apreciados por breves minutos, el lunar se prolonga por varias horas.
¿Cómo se produce el cono de sombra?
El Sol posee un diámetro ecuatorial 109 veces mayor al de la Tierra, por lo que esta proyecta un cono de sombra convergente y un cono de penumbra divergente. Los eclipses se producen porque la Luna se encuentra a unos 384 000 km de la Tierra.
La atmósfera terrestre tiene una influencia vital en los eclipses. Si la esta capa no existiese, en cada eclipse total de Luna, está desaparecería completamente. Nuestro satélite natural cuando se eclipsa totalmente adquiere un color rojizo característico debido a la luz refractada por la atmósfera de la Tierra.