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Daniel Habif: “El realista siempre gana porque siempre le apostará al fracaso”

Uno de los speakers motivacionales más importantes del mundo habla de por qué es tan difícil creer en estos tiempos.

En un mundo donde nos han instaurado (sobre todo en redes sociales) casi una dictadura sobre la felicidad, esta se ha vuelto una palabra vacía, cargada muchas veces de ignorancia, privilegio y negación de las complejidades que encierra la realidad. Pero Daniel Habif ha conseguido, aún así, que millones de personas (3.8 millones de seguidores en Instagram, entre esos Barack Obama y casi un millón y medio en Youtube) sigan sus consejos. Con su tour “Inquebrantable”, que tendrá presencia en América y Europa, quiere mostrarles a millones que el positivismo va más allá de ser una frase cliché en Instagram y que es una realidad que cambia vidas. Y precisamente, Metro habló con él en medio de este tour sobre el tema: la imposibilidad (¿o posibilidad?) de que estas palabras sean algo más que otra filosofía de autoayuda y tengan una comprensión más integral.

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¿De qué se trata ser inquebrantable?

De tener la capacidad de nunca claudicar, pero sí de darse una tregua. Tener la capacidad de levantarse a pesar del peso que tienes encima. Es saber mucho, pero hacer más. Es tener miedo, pero no mantenerse asustado. Es enganchar el arpón de la ira, de la venganza. Es pensar más en el bien que en el mal. Es ser fiel, ordenado, disciplinado. Enfocado. Es un cúmulo de virtudes instaladas ya en el ser humano. Lo que a veces encajonamos porque pensamos que no tiene ningún valor en la sociedad.

En un mundo donde nos venden positivismo en todos lados, parece una palabra vacía. ¿Qué significa realmente ser positivo, salir adelante para usted? 

Más allá de ser “un club de positivos” absurdos que buscan negar la realidad. Aunque hay quienes te invitan a ese club, a un mundo de fantasía, yo no soy alguien que niega el dolor. Negar el dolor, es negar la humanidad. Al contrario, busco enseñar cómo utilizar ese dolor a tu favor. Ahora, el positivismo te muestra y te enseña que no te sirve de nada vencer a otro si no te vences a tí mismo.

El positivismo importa. Las palabras importan. La lingüística importa. Importa tanto, que hasta el día de hoy sigue programando la inteligencia artificial, y sigue reprogramando la bioquímica de tu mente. Importa lo que dices, importa lo que piensas. Importa cómo y para qué piensas. Y de qué manera. El positivismo es necesario en el balance de la carga energética del mundo. Lo negativo siempre está presente. Es más atractivo, porque es más fácil irse por la inercia de lo malo que irse por lo confrontativo de lo bueno. El grave problema que tenemos es que el bien tiene muchos entusiastas. Entusiastas, pero no profesionales. Y el mal es todo lo contrario: tiene pocos entusiastas, pero muchos profesionales.

“Cuando aceptas tu realidad, firmas el acta de defunción de tu vida, porque no hay nada más peligroso en este mundo que la resignación de quien supuestamente eres”

Precisamente, en uno de sus libros, la escritora Anne Rice decía: “El mal siempre es una opción, la bondad es una dificultad”. 

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Lo es. La bondad tiene un precio muy alto que pagar. En el mal, nada se pierde. En la bondad, todo es incertidumbre: haces cosas buenas por personas equivocadas, pensando que estabas haciendo algo bueno. Pero cuando das bondad esperando recibir bondad, eres esclavo de tu propio vacío. Por eso es muy difícil ser bondadoso: porque te das para quedarte vacío. No esperas que nadie te llene, das porque te sobra, no porque te falta. Es por eso que es tan difícil vivir en la bondad, en el bien.

¿Por qué es tan difícil creer en algo en estos tiempos? 

Yo creo que es muy fácil creer, lo difícil está en qué creer. La eterna libertad del ser humano está entre decidir y elegir. Ahora, muchos desean creer, pero no todos están dispuestos a pagar el precio de sus creencias. De hecho, hoy es muy difícil decir lo que crees. Si te das cuenta, ya nadie quiere hacerse responsable de sus convicciones. Ya nadie quiere pagar el precio del juicio, de la condena.

Hay una cultura donde se confunde el confrontar con el violentar. ¿Cuál es la diferencia entre esas dos cosas? ¿Cómo separarlas? 

La violencia está basada en la soberbia. En la necedad. En la tumba del violento, hay un soberbio. La violencia nace de la debilidad, no de la firmeza. La confrontación nace de la firmeza. Son dos abismos diferentes.

Pero, ¿cómo confrontarse pero no destruirse en el proceso? 

Ahí está el paradigma: a veces necesitas la guerra para traer la paz. Es la dicotomía profunda del ser humano. No es un tema de semántica, sino de acomodo. Es un tema que la paz lleva mucho dolor. Mucho. Pero es un sueño que vale la pena soñar. La violencia es para los simples. La violencia es muy simple. Es muy sencilla. La bondad no, la misericordia tampoco.

Un tuit suyo criticaba estos estudios y noticias donde se premiaban los malos hábitos. También es cierto que tenemos muchos memes y contenido que se burlan de nuestras derrotas en la vida. ¿Por qué adoramos este contenido? 

Es lo que ha sucedido con aceptar la realidad. Queremos recibir noticias sobre nuestros malos hábitos. Queremos los logros de otros, pero no pagar el precio que ellos pagaron para obtenerlos. Este mundo necesita más locos y soñadores. Más que nunca, porque nos toca a nosotros hacer de la realidad un plano más profundo. Cuando aceptas tu realidad, firmas el acta de defunción de tu vida, porque no hay nada más peligroso en este mundo que la resignación de quien supuestamente eres. Conformarse es perder la capacidad de asombro, aunque nada de lo que nos rodea, ha dejado de ser asombroso. Nunca. Una flor, tu mirada, tu forma de ser. Una máquina perfecta, respiras mientras hablas conmigo, es mecánico.

Si pierdes eso, llega el conformismo y eso es aceptar la realidad, de una manera absurda. Y el realista siempre gana: siempre le apuesta al fracaso, siempre le apuesta al error. Y es muy simple: como la gente está tan obsesionada con la velocidad (urge ser rico, famoso, importante), es más importante eso y no nos educan para por ejemplo, hacer reformas laborales y no educacionales. Porque pensamos que el positivismo es algo estúpido, que la motivación no sirve de nada, que ingresar valores, ética, civismo, dominio propio, discernimiento, etc. no importan. Estamos en una era donde importa más el conocimiento que el entendimiento. “Ese tipo es un genio”, pero no hace nada con ello.

«Dios te ama a pesar de que no estés de acuerdo con él» 

¿Qué pasa con Dios? Hay mucha gente que tiene una relación enfermiza con él: puede ser castrante, o donde él tiene toda la culpa. 

Es que seguir a Dios es muy difícil. Y depende de cómo hayas llegado a él. Depende si fue por una experiencia religiosa, si estabas quebrado, con adicciones, enfermedades y de repente sucede un milagro en tu vida y te vuelves alguien que desea compartir ese amor y pasión por él, pero de una manera ignorante. Hay personas que aman de manera ignorante. Y quieren compartirlo, pero quieren metértelo a fuerza, a “bibliazos”. Y luego se convierten en “el club de los buenos” para trabajar en contra del “club de los malos”.

Dios no es eso. Si hay alguien que lee la Biblia y comprende, tiene el entendimiento, sabe que los dos primeros mandamientos (“Amarás a Dios sobre todas las cosas” y “Amarás a Dios como a tí mismo”), resumen la Biblia entera. Pero hay otros que tienen soberbia en su entendimiento, se saben todo, pero no entienden los demás mandamientos. Es muy difícil seguir a Dios, pero es más difícil no seguirlo. Y luego encierran a Dios en una caja, en cuatro paredes y lo llenan de tradiciones, ritos y la relación con Dios es personal.

Hay reglas. Hay leyes. Porque sin leyes, hay caos. Si no hubieran leyes, viviríamos en naciones de jueces. Pero es lo más bonito, el libre albedrío: que Dios te ama a pesar de que no estés de acuerdo con él. Por lo menos, creo que la enorme diferencia en el caso de Jesús es su relación con su muerte. Y si ves su liderazgo, ves a alguien con carácter. No es un blandengue, es confrontativo, libertador, revolucionario y educó y liberó a doce tipo bastante malos, incoherentes, incongruentes. Él era igual a su mensaje y ese es un estándar difícil, altísimo. Es de cómo llegas a Dios. Hay gente que se salva y solo lo usa para sus propósitos en lugar de que él los use para los suyos. Cuando uno entiende eso, la vida cambia por completo.

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