Originarios de El Salvador, Guatemala y Honduras, miles han cruzado la frontera sur de México con la esperanza de cruzar hasta la frontera norte.
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«La razón principal para irse ha sido las amenazas creíbles y generalizadas de violencia de las pandillas juveniles, los cárteles de la droga y los delincuentes comunes. La violencia doméstica también ha sido un factor frecuente. Y, por supuesto, las desesperadas condiciones económicas en el Triángulo del Norte han proporcionado un incentivo adicional para marcharse. La razón por la que los refugiados están haciendo un mayor uso de las caravanas es que las caravanas reducen al menos algunos de los peligros que se encuentran durante el viaje», explica Stephen H. Legomsky, profesor emérito de la Universidad John S. Lehmann, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Washington.
Desde octubre de 2018, miles de centroamericanos, en su mayoría hondureños y salvadoreños, han abandonado sus países en caravanas, atravesando México con el fin de llegar a Estados Unidos. Sólo unos cuántos han cumplido con su objetivo. En cambio, el presidente Donald Trump cortó la ayuda económica que recibían los países del Triángulo Norte, además de amenazar con cerrar la frontera con México, país al que reenvía a los migrantes que solicitan asilo.
«El corte de la ayuda sólo empeorará la situación, ya que la ayuda se ha dirigido principalmente al desarrollo económico y a la reducción de la violencia, medidas diseñadas específicamente para eliminar la necesidad de que la gente huya. Pero aparte de sus consecuencias perjudiciales, encuentro que la premisa misma de la amenaza de cortar la ayuda es errónea», explica Legomsky. «La Administración de Estados Unidos ha dejado claro que su objetivo es presionar a los gobiernos de los países de origen para que impidan que la gente huya para salvar sus vidas. El objetivo debe ser hacer que estos países sean seguros, no cerrar las rutas de escape para las madres, los niños y otras personas amenazadas de violencia o muerte», concluye.
ENTREVISTA
Catherine M. Tucker, PhD
Profesor
Departamento de Antropología/Centro de Estudios Latinoamericanos
Universidad de Florida
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P: Una vez más, nuevas caravanas de migrantes salen de Honduras hacia México y los Estados Unidos, ¿cuáles son sus principales razones para salir?
No he estudiado las caravanas específicamente. Sin embargo, mi experiencia trabajando con los agricultores hondureños, especialmente con los caficultores, me ha ayudado a entender por qué muchas familias que dependen de la producción de café -como productores, recolectores o trabajadores- están decidiendo abandonar este año. Múltiples factores están interactuando, incluyendo:
1. Precios bajos del café. La mayoría de los productores de café en los mercados convencionales están recibiendo precios por debajo de sus costos. A su vez, tienen que ofrecer salarios más bajos a los recolectores de café, a quienes también les resulta difícil llegar a fin de mes. En algunos casos, los productores de café están abandonando sus plantaciones porque no pueden permitirse cosechar la cosecha.
2. Alto desempleo combinado con violencia de pandillas en Honduras: anteriormente, la migración interna del campo a la ciudad era vista como una opción viable (usualmente preferida) durante los períodos de bajos precios del café. Pero ahora las posibilidades de empleo son escasas, y las bandas violentas parecen tener rienda suelta en las zonas urbanas. Los familiares de los caficultores y otras personas que viven en las ciudades a menudo se encuentran en riesgo de sufrir amenazas de pandillas y extorsión, ya sea que encuentren empleo o no. Conozco a varias personas que recibieron amenazas de muerte de las pandillas (típicamente porque no tenían dinero exigido por las pandillas) y huyeron del país para salvar sus vidas.
3. Cambio climático: los eventos climáticos impredecibles y extremos, y los extraños patrones climáticos, hacen que la agricultura sea más difícil para las familias rurales. Las graves sequías recientes, que pueden estar relacionadas con el cambio climático, destruyeron los cultivos básicos de muchas familias, por lo que no tenían suficiente para comer. Con pocas esperanzas de encontrar empleo, la migración parecía ser la opción más esperanzadora o quizás la única.
4. Inestabilidad política e inseguridad.
P: El presidente Trump ha recortado la ayuda a países como Guatemala y Honduras, además de amenazar con cerrar la frontera con México. ¿Qué efecto tienen estas medidas en las caravanas de los migrantes?
La eliminación de la ayuda parece muy probable que exacerbe los problemas que enfrentan las familias guatemaltecas y hondureñas, y que aumente la tasa de migración.
P: Las detenciones de migrantes en la frontera entre México y Estados Unidos han aumentado; además, se implementó una política de separación de familias. ¿Cuál es la situación de las personas afectadas? ¿Por qué muchos migrantes quieren llegar a los Estados Unidos a pesar de esto?
Para muchas familias que luchan por sobrevivir en sus países de origen, la migración a los EE.UU. ofrece un rayo de esperanza, que no tienen si se quedan. La política de separación familiar parece tan malvada y cruel que muchos dudan de su veracidad. Algunos de mis amigos del campo hondureño no me han creído cuando les he hablado de esta política, me han dicho que debo estar equivocado. Pero aunque los hondureños creyeran que esta política se estaba aplicando, no cambiaría las circunstancias desesperadas que obligan a muchos de ellos a emigrar.
P: Si quieres añadir algo sobre este tema, es bien recibido.
No hay soluciones sencillas para el complejo conjunto de factores que impulsan las caravanas. Son la última fase de una larga historia de interacciones políticas y económicas, relaciones injustas y olas de migración que unen a Estados Unidos, México y Centroamérica. Pero si la situación social, económica y política mejorara en sus países de nacimiento, las personas tendrían menos razones para emigrar. Mis conversaciones con muchas personas en Honduras durante los últimos 20 años sugieren que la mayoría de la gente espera y sueña con tener una buena vida, seguridad y oportunidades dentro de su propio país.
CITA:
“La situación es grave. Hay informes de que el número de niños que aún están separados de sus padres podría ser de miles. En algunos casos es difícil localizar a los padres porque, sorprendentemente, la Administración no ha llevado un registro exacto de los hijos que pertenecen a los padres que la Administración les arrebató. En otros casos, los padres fueron deportados sin sus hijos y ahora son difíciles de encontrar o no están dispuestos a que sus hijos sean devueltos a un país donde las vidas de los niños estarán en peligro”
Stephen H. Legomsky
Profesor Emérito de la Universidad John S. Lehmann
y de la facultad de Derecho de la Universidad de Washington