Los niños atrapados en cueva de Tailandia enviaron unas emotivas cartas a sus familiares donde explican que están bien y que esperan salir pronto.
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«Los quiero, papá, mamá y mi hermana. No hace falta que se preocupen por mí», escribió Pheeraphat, que firma con su apodo, Night dentro de la cueva en que están encerrados hace dos semanas.
“Hace dos semanas que me fui, pero volveré para ayudarles en la tienda”, dice una de las niñas. Una serie de cartas escritas a mano han sido su primer contacto con sus familias, después de que se internaran en la cueva Tham Luang en el norte de Tailandia el pasado 23 de junio y no pudieran volver a salir.
«Papá y mamá te esperan para celebrar tu cumpleaños. Recupérate pronto. Sé que tú puedes hacerlo», le habían escrito sus padres. Su hijo, portero del equipo Jabalíes salvajes, cumplió 16 años de edad bajo tierra, el 23 de junio. Su madre dijo: «estoy tan feliz de haber visto su carta, su letra», reaccionó Supaluk Sompiengjai, madre de Pheeraphat.

«Estoy bien, pero hace un poco de frío aquí. No se preocupen por mí. No olviden prepararme una fiesta de cumpleaños», escribió otro de los niños, Duangphet, firmando con su apodo, Dom. «Si salgo, por favor, llévenme a comer moo krata«, un plato tailandés a base de cerdo y verduras, pide otro, Piphat, conocido como Nick.
La mayoría de los menores trata de calmar a sus padres, pide sus platos favoritos -como pollo frito- y remarcan que están bien.
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Uno de esos buzos que están cuidándoles en la cueva recoge el mensaje de todo el grupo en otro manuscrito.
¿Cuál es la situación dentro de la cueva?
Los 12 menores y su entrenador de fútbol, de 25 años, se internaron en la cueva, la cuarta más grande de Tailandia, después de un entrenamiento y les pilló de sorpresa una fuerte tormenta, que inundó la cavidad y cortó su salida al exterior.
Tras 10 días desaparecidos, dos buzos británicos, que forman parte del equipo internacional de rescate, les encontraron en una especie de isla seca, a unos 4 kilómetros de la entrada de las grutas. Habían sobrevivido. Ahora el desafío es sacarles de allí.
