El niño interior representa a nuestro auténtico ser, el que se ha quedado tras la máscara que todos nos ponemos para salir a la calle y que es nuestra personalidad.
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Un ejercicio, de la página La Mente es Maravillosa, que te ayuda a visualizarlo y puede ayudarte a superar traumas o dolores que nacieron desde nuestra infancia se basa en imaginar tu niñez.
EJERCICIO PARA SANAR TU NIÑO INTERIOR
¿Cómo eras con aproximadamente 8 años? Trata de visualizar cómo eras físicamente y si te cuesta, puedes mirar alguna foto para refrescarte la memoria y captar todos los máximos detalles posibles.
Ahora haz un ejercicio de visualización e imaginación. Imagínate a ti mismo de pequeño, en tu habitación solo, ¿qué hacías cuando estabas en tu cuarto a solas? Imagina aquella etapa de la niñez, ve al pasado y recuerda cada detalle. Qué muebles había en tu cuarto, de qué colores, a qué jugabas, etc. Cuantos más detalles reales instales en la imaginación, mejor efecto tendrá el ejercicio.
Ahora imagínate a ti mismo como eres ahora. Imagina que estás entrando a la habitación que tenías cuando eras pequeño, abres la puerta y ves a un niño. Él eres tú cuando eras pequeño. En la habitación estás tú, tal y como eres ahora, acompañado por un niño, que es el de la etapa de tu infancia.
¿Y esto para qué sirve? Para sanarte de las heridas del pasado. Tu persona adulta puede conversar, acariciar al niño que fue, usando la imaginación.
Acércate a ese niño y pregúntale qué le pasa. Ahora puedes comprenderle, besarle, abrazarle, darle protección, apoyo, amor. Trátate como te hubiera gustado que te trataran en la niñez. Dile estará a salvo, que lo cuidarás y aceptarás como se merece.
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Acéptate y este Día del Niño reconoce la labor que tienes contigo mismo de hacerte feliz.