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La fe católica se reafirma en el Domingo de Ramos más tradicional de Quito

Desde las 7:00 de la mañana centenares de feligreses acudieron a la Basílica del Voto Nacional.

Miles de devotos católicos acudieron este domingo 25 de marzo a las iglesias de la capital ecuatoriana, en especial del centro histórico colonial, con ramos y ornamentos de palma para conmemorar el Domingo de Ramos, jornada con la que arranca la Semana Santa.

Desde las 7:00 de la mañana centenares de feligreses acudieron a la Basílica del Voto Nacional, en el caso viejo de Quito, para participar en la misa de esta jornada en la que la Iglesia marca la entrada triunfal de Jesús a lomos de un humilde pollino en Jerusalén, que según el evangelio, fue vitoreada con ramos.

Con un ramo en la mano izquierda para bendecir y con la derecha libre para santiguarse antes de entrar en el templo, los creyentes se adentraron en el santuario siguiendo una tradición muy arraigada.

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En su interior, el olor a romero inundaba la atmósfera, acompañado por los cánticos de alabanza del coro de la parroquia.

Elsa Núñez, una mujer de 56 años, acudió con su esposo y hermana a la misa y fueron de los primeros en llegar para buscar un buen lugar para presenciar la homilía.

«Estoy aquí para honrar a mi señor y pedirle gracia y sabiduría, y también misericordia por todas las personas», comentó conmovida por la emoción esta ecuatoriana.

«En esta misa hago bendecir el ramo y lo llevo a mi casa, todo el año permanece en un altar junto a mis santos y cuando llueve mucho, quemo un poco para alejar las malas energías», agrega Núñez.

A lo largo de la jornada se ofician cinco misas y la del mediodía es la que mayor afluencia de fieles tiene, pues es acompañada por una procesión por las principales calles de la parroquia en la que los creyentes recrean la recepción de Jesús en sus corazones, como hace 2.000 años lo hizo el pueblo de Israel en Jerusalén de acuerdo al Nuevo Testamento.

«Las personas salen a sus balcones para ver la procesión, se sienten bendecidos por el paso de la comunidad que con fe celebra el día de la pasión del señor», describe Bernardino Briceño, párroco de la basílica y que encabeza la procesión.

La marcha se realiza todos los años y en ella participan niños y mayores siguiendo una costumbre con la que originariamente la Iglesia buscó evangelizar y dar muestras de la fe que guarda la comunicad católica.

La fecha sirve a muchos creyentes para reafirmar su fe, como a Lola Caiza, quien acudió hoy a la iglesia con su hija y nieto recién nacido y manifestó que «la misa es para reflexionar, en mi caso con el sermón del padre puedo luego aconsejar a mis nietos y recordarles que la fe es la que nuca se pierde», comenta.

El comercio también se ve beneficiado por la jornada que abre la semana pascual y pese a las campañas para que no se utilicen las palmas de cera por ser especies vulnerables a la extinción, los vendedores ofrecen plantas alternativas para los ramos y arreglos.

Alexandra Toaquiza, vendedora de ramos, se queda hasta las siete de la noche en las puertas de la Basílica vendiendo ramos hechos de totora, bambú, laurel y rosas.

«Yo vendo hace cinco años. Cuando empecé muchas personas venían pero ahora los creyentes se han reducido», comenta mientras arma uno por uno los ramos que espera de vender.

En cambio, el padre Briceño asegura que este año el número de devotos que asisten a los servicios del Domingo de Ramos se ha incrementado: «Estoy impresionado de la cantidad de afluencia de fieles, este año puedo asegurar que hay mucha más gente que el año pasado».

«El Domingo de Ramos nos hace recordar que Jesús muere en la cruz para salvar a toda la humanidad, este día es un motivo para encontrarse en familia y todos profesar la misma fe», sentencia el fraile.

Fuente: EFE

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