Las instituciones egipcias han empezado a interesarse por los restos orgánicos que se conservan en el ajuar de la tumba del faraón Tutankamón, y sobre los que apenas hay información, asegura la experta española María Rosa Guasch.
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«Queda muchísimo por hacer y por saber ya que Egipto empieza a estar interesado ahora por los análisis químicos de la materia orgánica» que se encuentra en el mausoleo del «faraón niño», afirma.
La enóloga española, que lleva a cabo una investigación sobre la simbología y el tipo de vino que tomaba Tutankamón, y que se encontraba en las ánforas colocadas en la cámara sepulcral, indica que el estudio permitirá conocer más sobre «la dieta» del rey, entre otras cosas.
La falta de información se debe, sobre todo, a lo «difícil» que es conseguir los permisos para acceder a las piezas arqueológicas, aduce la investigadora, que lleva desde 2001 estudiando e identificando los vinos del Antiguo Egipto.
Ahora está poniendo a punto un método, junto a expertos del Instituto Jacques Monod de la Sorbona de París, para identificar el ADN de los vinos y de la uva de esta época faraónica.
«Gracias a esta investigación se puede estudiar el origen del vino en el Mediterráneo, ya que se conoce algo más sobre Grecia y Roma, pero Egipto quedó relegado del análisis histórico», señala.
No obstante, la española, que estudió Farmacia en la Universidad de Barcelona, incide en que nunca se han tomado muestras de ADN de las uvas en estas zonas mediterráneas y aunque «no es fácil ni rápido», ya están perfilando teorías que ayudarán a conocer más información sobre este tema.
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En el marco de la tercera edición de la conferencia internacional del Rey Tutankamón, que termina hoy en El Cairo, el supervisor general del Gran Museo Egipcio, Tarek Tawfik, anunció que se expondrán piezas «nunca vistas» de la tumba de Tutankamón en una galería del nuevo museo, que tiene previsto abrir sus puertas a mediados de 2018.
Dichas piezas -que están estudiando- revelarán datos que no se conocían sobre el estilo de vida del faraón, que reinó un breve periodo de tiempo entre 1332 y 1323 a.C. aproximadamente, ya que, por ejemplo, han encontrado restos de queso y mantequilla en las ánforas, según dijo Tawfik.
Sin embargo, la experta, que ha analizado las ocho ánforas que se encontraban en el mausoleo que descubrió en 1922 el arqueólogo Howard Carter, se muestra escéptica ante esta revelación.
«He examinado todas las ánforas y algunas estaban vacías, otras llenas de arena; y en las demás, había residuos de vino. Cuando dijo (Tawfik) lo del queso, me quedé a cuadros», apunta.
Guasch explica que Howard Carter documentó todo «muy bien» e hizo un trabajo «muy avanzado» para la época, que ha permitido que el estudio pueda continuar en diferentes áreas durante las últimas décadas.
La experta reivindica que la egiptología tiene que ser un campo multidisciplinar, donde la biología, la química y otras áreas científicas tengan cabida en las múltiples teorías que se dictan.
«En diez años se ha realizado mucha investigación sobre diferentes áreas, no propiamente egiptólogas, en las que se han descubierto técnicas nuevas. La egiptología es totalmente un campo multidisciplinar y cada vez más gente se dedica a esto», subraya.
Por ello, anuncia que el próximo año se celebrará en Barcelona, «si la financiación lo permite», el tercer congreso sobre Medicina y Farmacia en el Antiguo Egipto donde se darán cita numerosos expertos.
Por último, Guasch lamentó que España no apueste por los «buenos investigadores», incluyendo los que estudian el Antiguo Egipto, ya que tienen que irse al extranjero para continuar con su formación.
«Tengo que trabajar en una farmacia mientras estudio, ya que la investigación está muy mal en España y no dan becas», sentencia.
Fuente: EFE