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Putin considera “agresión” ataque EEUU a Siria que amenaza deshielo con Trump

Putin convocó una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de Rusia, donde se expresó una “profunda preocupación” por las graves consecuencias de esas “acciones agresivas” para los esfuerzos conjuntos contra el terrorismo.

El presidente ruso, Vladímir Putin, calificó hoy de «agresión» el bombardeo de EEUU contra una base aérea en Siria, que amenaza el incipiente deshielo entre el Kremlin y la nueva administración norteamericana de Donald Trump.

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El presidente ruso «considera que los ataques estadounidenses en Siria son una agresión contra un Estado soberano y una violación del derecho internacional, por si fuera poco, con un pretexto inventado», dijo Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin.

El Kremlin considera que el ataque químico perpetrado el pasado martes en la localidad siria de Jan Shijún, en el que murieron más de 80 personas, era la excusa que andaba buscando Washington para bombardear Siria, algo a lo que nunca se atrevió el anterior presidente estadounidense, Barack Obama.

De esa forma, según Putin, EEUU querría «desviar la atención de la comunidad internacional sobre las múltiples víctimas entre la población civil en Irak», donde tropas estadounidenses apoyan a las fuerzas de seguridad iraquíes en la operación contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI).

Pero Moscú no se limitó a la retórica antiamericana, ya que decidió suspender de inmediato el acuerdo de coordinación militar con EEUU para evitar incidentes aéreos en Siria, en vigor desde el pasado año.

También adelantó sus planes de reforzar la defensa antiaérea siria ante futuros ataques y advirtió de que las baterías antimisiles rusas que garantizan la defensa de las dos bases aéreas funcionan las 24 horas.

Además, la novísima fragata «Almirante Grigórovich», equipada con misiles de largo alcance Kalibr, los más utilizados por el Ejército ruso para atacar las posiciones yihadistas, regresó hoy al Mediterráneo con destino al puerto sirio de Tartus, donde desde la Guerra Fría Moscú mantiene una base naval.

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A esto se sumó que Rusia pidió convocar una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU, donde esta semana impidió aprobar una resolución propuesta por EEUU, Reino Unido y Francia que acusaba a Damasco del ataque químico.

El Kremlin considera que el ataque lanzado desde buques estadounidenses desplegados en la zona daña el proceso de paz al suponer una clara violación del cese del fuego en vigor desde el 30 de diciembre y del que Rusia y Turquía, junto con Irán, son garantes.

También lo considera un nuevo intento de debilitar al régimen del presidente sirio, Bachar Al Asad, que desde la intervención rusa en 2015 logró tomar la iniciativa en la guerra contra la oposición armada, lo que únicamente beneficia a los terroristas.

El primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, fue más allá al acusar a EEUU de conducir la situación «al borde de un enfrentamiento (militar) con Rusia».

De hecho, Putin convocó una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de Rusia, donde se expresó una «profunda preocupación» por las graves consecuencias de esas «acciones agresivas» para los esfuerzos conjuntos contra el terrorismo.

Y es que considera que el ataque ordenado por Trump «crea un importante obstáculo para formar una coalición internacional antiterrorista».

A su vez, según el Kremlin, Putin consideró que «este paso daña seriamente las relaciones ruso-estadounidenses, ya de por sí maltrechas».

Esto ocurre cuando el Kremlin y la Casa Blanca preparan el primer encuentro entre ambos mandatarios, que acordaron en su primera conversación telefónica que la lucha contra el terrorismo era prioritaria.

Además, pone en el alero la visita prevista por el secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, quien debía viajar a Moscú el 11 de abril para reunirse con su colega ruso, Serguéi Lavrov, tras una escala en Italia.

Tanto Trump como Tillerson han acusado a Moscú de ser responsable moral del ataque químico, del que responsabilizaron a Asad, y de incumplir su compromiso de controlar la destrucción del arsenal sirio.

«El Ejército sirio no dispone de arsenales de armas químicas, cuya destrucción fue supervisada y confirmada por la Organización para la Prohibición de Armas Químicas», insistió el Kremlin.

Mientras, Lavrov no dudó en comparar el ataque con la agresión contra Irak en 2003, ya que igual que entonces EEUU no contaba con la autorización de Naciones Unidas.

«Esto recuerda a la situación de 2003 cuando Estados Unidos y el Reino Unido, con sus aliados, invadieron Irak sin autorización del Consejo de Seguridad», señaló.

La diferencia -agregó- es que «entonces intentaron mostrar una ‘prueba’, y mi buen colega Colin Powell (secretario de Estado de EEUU en 2003) agitó en el Consejo de Seguridad una probeta con pasta de dientes que le habían dado los de la CIA , intentado demostrar que era ántrax».

Con todo, el ministerio de Defensa ruso destacó que el ataque norteamericano tuvo una baja efectividad, ya que sólo 23 de los 59 cohetes lanzados por EEUU alcanzaron su objetivo en la provincia siria de Homs. EFE

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