Los países árabes se dividieron hoy en su respuesta al bombardeo de Estados Unidos contra una base militar siria y la mayoría manifestó su apoyo a Washington, mientras que Egipto e Irak no hicieron mención al ataque, que tan solo fue condenado por Damasco y los rebeldes yemeníes.
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Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Kuwait, Catar y Baréin apoyaron a Washington de forma expresa y consideraron al Gobierno de Bachar al Asad como responsable del ataque estadounidense, en respuesta por el supuesto ataque químico del pasado martes en el que murieron cerca de 80 personas.
«El régimen sirio es el responsable de estos ataques militares llevados a cabo contra su país», afirmó una fuente del ministerio de Exteriores de Arabia Saudí, uno de los primeros países de la región en manifestarse.
El Gobierno jordano afirmó que el ataque de Estados Unidos a Siria es una reacción «adecuada y necesaria» al uso de armas químicas contra civiles por parte del «régimen» de Bachar al Asad.
Por su parte el primer ministro libanés, Saad Hariri, también consideró que el ataque está justificado y, en declaraciones a periodistas, dijo que fue «una respuesta a los ataques con armas químicas contra civiles indefensos».
Sin embargo, el grupo chií Hizbulá, que forma parte de su Gobierno y apoya militarmente a Al Asad, lo calificó de una «agresión a la soberanía de Siria» y advirtió de que esa acción exacerbará la tensión en la región y podrá llevar a una «fase peligrosa».
Los rebeldes hutíes del Yemen, de credo chií y que son rivales de EE.UU. en el conflicto yemení, condenaron el ataque, así como el Gobierno de Al Asad.
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El líder del gobierno rebelde del Yemen, Abdelaziz bin Habtur, calificó el ataque como una «agresión pecaminosa» y como una «violación flagrante de la soberanía árabe e internacional», según un comunicado.
Egipto e Irak, países que mantienen buenas relaciones tanto con Washington como con Moscú, emitieron sendos comunicados en el que no se refirieron al ataque y en el que hicieron llamamientos para evitar que el conflicto se extienda.
Sin citar la acción de EE.UU., el portavoz del ministerio de Exteriores, Ahmed Yamal, afirmó en un comunicado que «las intervenciones y las medidas tomadas con urgencia pueden afectar negativamente a los esfuerzos realizados en la lucha contra el terrorismo».
Asimismo expresó su «preocupación» por el peligro a que se extienda el conflicto e hizo un llamamiento para que se investigue el uso de armas químicas en Siria.
El Cairo también manifestó su preocupación ante las repercusiones de la «crisis de Jan Sheijún» e hizo un llamamiento a Estados Unidos y a Rusia para que busquen una solución a la crisis siria en el marco de la legitimidad internacional.
El presidente de Egipto, Abdelfatah el Sisi, realizó esta semana una visita oficial a Washington en la que se reunió con su homólogo estadounidense, Donald Trump, quien le prometió más ayuda militar.
Las cooperación entre Rusia y Egipto es amplia y las relaciones se estrecharon desde la firma en 2015 de un acuerdo para la construcción de la primera central nuclear de Egipto con la ayuda y la financiación de Rusia.
Las diferencias de criterio acerca del conflicto sirio llevó recientemente a enfriar las relaciones entre Egipto y Arabia Saudí, dos de los pesos pesados de la región.
En la cumbre árabe de Jordania, celebrada a finales de marzo, Al Sisi y el rey Salman bin Abdelaziz mantuvieron una reunión en la que escenificaron un nuevo impulso a las relaciones bilaterales. EFE