Un cubano utiliza preservativos para producir vino. Orestes Estévez desarrolla su propia marca de vino utilizando frutas tropicales y un diferente método de fermentación: tapa los botellones con preservativos.
Estévez comenzó su negocio de producción y venta de vino en los 60′ y 70′. “El más popular sigue siendo el que hacemos de uva”, dijo el cubano a la AP.
El señor instaló una pequeña fábrica en su casa, donde tiene casi 300 botellones de 20 litros tapados con preservativos y de los cuales salen también vinos de jengibre, fruta bomba o remolacha.
La empresa de Orestes es llevada por él, su esposa, su hijo, y un ayudante. “Cuando usted le pone un preservativo a un botellón es igual que con un hombre, se para; y cuando el vino está, a eso no hay quien lo levante”, dice Estévez.
También comentó Orestes que al final del proceso no hay más gases que hinchen el preservativo. “Entonces es que terminó el proceso de fermentación”, dijo.
Orestes contó que la solución que él y otros productores de vino fueron los preservativos.
“Si usted no lo pincha ese globo sale disparado. Con dos pinchazos bastan”, explicó estévez sobre cómo ese método permite que el gas se deslice suavemente.
Entre un mes y 45 días se tarda en dar a luz un vino rústico, de buena calidad y tan aromático como todo el olor dulzón a frutas fermentadas, informa Cubanet.