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Humanos y ratones ya convivían hace 15.000 años

La relación entre humanos y ratones tuvo mucha influencia en los principios del comensalismo, un tipo de asociación entre dos especies para beneficio alimenticio de una de ellas o de ambas.

Las comunidades cazadoras-recolectoras, que comenzaban a establecerse en Oriente Medio mucho antes de los comienzos de la agricultura, permitieron la aparición del ratón doméstico, según publica hoy, 27 de marzo, la revista Proceedings of the National Academy of Sciences indicates.

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El análisis de restos dentales de antiguos ratones permitió a un grupo de científicos de la Universidad Washington en San Luis (Misuri) brindar la primera evidencia de que hace 15.000 años los humanos vivían en un mismo lugar el tiempo suficiente como para generar un impacto en las comunidades animales locales.

Los fósiles les permitieron «mirar las relaciones entre humanos y ratones desde antes de la invención de la escritura y ver cambios específicos en las formas de vida humana y las comunidades de ratones correspondientes», según dijo Fiona Marshall, del Departamento de Antropología de la universidad.

«Mis colegas Lior Weissbrod y Thomas Cucci estudiaron cientos de dientes fosilizados de ratones de sitios arqueológicos que datan del último par de cientos de miles de años. Mi rol fue conceptual en ponderar la ecología de los hogares y la influencia de la movilidad humana en las comunidades animales», relató la experta.

A través de este trabajo, los investigadores ahora pueden entender que los cazadores-recolectores con sociedades complejas y, a veces, formas de vida más fijas, transformaron su entorno más de lo que se creía.

Según Marshall, el trabajo también muestra que este estilo de vida tuvo mucha influencia en los principios del comensalismo, un tipo de asociación entre dos especies para beneficio alimenticio de una de ellas o de ambas, y en los cambios en la relación entre seres humanos y animales.

«Ahora sabemos que deberíamos mirar a este período para encontrar las raíces de la domesticación de una forma más amplia, por ejemplo, de cerdos y cabras», explicó la investigadora.

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Los resultados de la investigación también sugieren que las relaciones de los humanos con ciertos animales pudieron haber cambiado antes de lo que se cree.

Los investigadores aún tienen mucho trabajo por delante y, para ellos, será importante agregar más restos de ratones a la muestra en el largo plazo.

«Hay muchas cuestiones que se abren a partir de esta investigación, como qué causó cambios morfológicos, por ejemplo, las colas largas en los ratones comensales, y cómo cambiaron las fuentes de comida y los riesgos de los depredadores con cada estilo de vida humana», agregó la antropóloga.

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