El papa Francisco aconsejó a los confesores que eviten la dureza ante quienes tienen que confesar sus pecados y sean humildes e inteligentes, en el discurso que dirigió hoy ante los participantes en el curso promovido por la Penitenciaría Apostólica.
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¿Quién es el buen confesor y cómo se convierte en buenos confesores?, les preguntó el papa argentino y aclaró que «uno no se convierte en buenos confesores gracias a un curso, pues la del confesional es una escuela larga, que dura toda la vida»,
Francisco resaltó que un buen confesor debe «principalmente cultivar la oración», porque sólo así será «reflejo creíble de la misericordia de Dios y evitará las dificultades y malentendidos que a veces también se podrían generar en el encuentro sacramental».
«La oración es la primera garantía para evitar cualquier actitud de dureza, que inútilmente juzga al pecador y no al pecado», agregó.
Para el pontífice, otro punto indispensable es el «don de la humildad», pues, dijo, «permite identificarnos con los sufrimientos de los hermanos y hermanas que se acercan al confesional, y acompañarlos con prudente y maduro discernimiento y con verdadera compasión de sus sufrimientos».
El discernimiento permite «distinguir», es decir, permite «no poner todo en el mismo saco» y es, añadió, «una obra de rápido e inteligente discernimiento que puede hacer mucho bien a los fieles».
Agregó que «confesar es prioridad pastoral» y lamentó que en las parroquias haya carteles donde pone: «Se confiesa sólo los lunes, y miércoles a partir de tal hora a tal hora».
«Se confiesa cada vez que te lo piden. Y si te quedas allí rezando, estás con el confesionario abierto, que es el corazón de Dios abierto», destacó. EFE