El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, suavizó hoy el tono y las formas en su primer discurso ante la sesión conjunta del Congreso, en el que llamó a la unidad del país, pero mantuvo el contenido de fondo de su agenda política, tanto en materia migratoria, como sanitaria y en comercio exterior.
PUBLICIDAD
El mandatario se alejó de su estilo abrupto y negativo, y adoptó una postura mucho más protocolaria en su primera aparición ante los miembros de ambas cámaras del Legislativo, ante los que se mostró más abierto a encontrar lugares de encuentro con los republicanos, a los que criticó duramente en campaña, y también con los demócratas.
«El presidente Trump pronunció un discurso mucho más eficaz y con visión de futuro ante la sesión conjunta del Congreso esta noche. El discurso comenzó fuerte, centrándose en el mes de la historia negra y condenando los recientes incidentes de odio» en el país, explicó a Efe el experto en Ciencia Política de la Universidad de Michigan Aaron Kall.
El multimillonario, más sobrio también en su indumentaria, con traje y corbata oscuros, se ciñó al guión y, a juicio de Kall, hasta se mostró «conmovido por la importancia de la ocasión y el lugar histórico donde tuvo lugar».
Trump no hizo uso alguno de un lenguaje violento, ni tampoco de acusaciones insultantes como en otras ocasiones, y se cuidó de hacer afirmaciones que claramente faltaran a la verdad.
«A diferencia de los discursos anteriores en la campaña, esta intervención trató de llegar más allá de su base y encontrar un terreno común potencial sobre temas como el gasto en infraestructura y las ayudas fiscales para el cuidado infantil», apuntó Kall.
No obstante, Trump reiteró los puntos más fuertes de su agenda política: la construcción del muro en la frontera con México -aunque no citó siquiera al país vecino-, la derogación y reemplazo de la reforma sanitaria y la reconsideración de las reglas de comercio exterior, pilares fundamentales de su ideario.
PUBLICIDAD
En ese sentido, a diferencia de otros mandatarios anteriores, el magnate no detalló demasiado cómo piensa llevar a cabo sus propuestas, ni tampoco cómo va a financiarlas, apelando, eso sí, a una «reforma tributaria histórica» que recortará impuestos tanto a las empresas como a la clase media.
Como explica el profesor de la Universidad de Michigan, la reforma migratoria y la reestructuración del sistema sanitario son temas «extremadamente complicados y requerirán un enorme trabajo adicional y compromiso».
«El discurso carecía de una lista detallada (de medidas) como los anteriores (discursos de otros mandatarios). El estilo de gestión del presidente Trump refleja el de un director ejecutivo de una empresa y probablemente delegará la minucia política en el Congreso», consideró Kall.
El momento más destacado del discurso ocurrió cuando el presidente hizo referencia al soldado de las fuerzas especiales de la Armada Ryan Owens, fallecido en Yemen a los pocos días de su investidura.
El padre de Owens fue muy crítico en una entrevista concedida este fin de semana con la misión militar en la que su hijo perdió la vida y con el propio mandatario, pero Trump sorprendió al llevar como invitada al discurso a la viuda del soldado, Carryn Owens.
El presidente, lejos de alimentar la polémica, a falta de que se dilucide la investigación sobre lo ocurrido, rindió homenaje al militar y, en reconocimiento a su esposa, logró la mayor ovación de la noche.
«Convirtió una gran controversia que estaba persiguiendo a su Gobierno en lo más destacado del discurso de esta noche. Ese momento fue indiscutiblemente el más destacado y mostró un comportamiento muy presidencial», opinó Kall.
En contraposición con la intervención que hizo a los pies del Capitolio el día de su investidura, el presidente abogó por la conciliación y la esperanza como parte de los valores fundamentales de Estados Unidos, e instó a sus ciudadanos a creer en sí mismos y en el futuro del país.
Y es que Trump ofreció hoy unos de sus grandes discursos desde que llegara a la arena política, huyendo de las controversias, las malas palabras y la división.
El presidente, en definitiva, evitó cualquier comentario indefendible que pudiera alejar de su lado a los republicanos, a quienes necesita para sacar adelante su visión del país, algo de lo que parece, por fin, ser consciente.
Fuente: EFE