Una organización que apoya una reforma migratoria en línea con el ala más dura de los republicanos presentó hoy sus propuestas a la administración del presidente electo de EE.UU., Donald Trump, para deportar inmigrantes «fugitivos» y aumentar el control de la frontera y del sistema de visados.
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El grupo de cabildeo Federation for American Immigration Reform (FAIR), uno de los más tempranos apoyos a la candidatura de Trump, presentó un documento hoy, 29 de noviembre, con propuestas migratorias para los primeros cien días de mandato del nuevo presidente.
Dan Stein, el presidente de FAIR, recomendó en rueda de prensa en Washington, entre otras cosas, establecer restricciones en la concesión de visados, la aceleración de las deportaciones de inmigrantes indocumentados y un mayor control fronterizo.
«El muro, algo que todo el mundo pudo entender (durante la campaña), es sinónimo de hacer las cosas bien, de evitar el descontrol y el caos, de controlar la frontera y de parar el flujo de drogas», explicó Stein en la rueda de prensa.
FAIR apoya el fin de las llamadas «ciudades santuario», que no cooperan con las autoridades federales de inmigración para detectar y entregarles a los residentes indocumentados, una práctica criticada por los republicanos y que Trump quiere poner fin negando fondos federales a esas autoridades locales.
Este grupo de cabildeo, que no oculta sus vínculos con miembros del equipo de Trump, ha celebrado la elección como fiscal general de Jeff Session, miembro del ala dura y considerado el futuro ejecutor de la estrategia de Trump para acelerar las deportaciones y limitar la inmigración.
Stein aseguró que enviarán inmediatamente el plan al equipo de transición de Trump y no ocultó que han tenido relaciones en el pasado con miembros del equipo del presiente electo como Kris Kobach, secretario de Estado de Kansas, asesor de FAIR y consejero sobre inmigración del equipo del magnate neoyorquino.
Kobach, junto con Sessions, podría formar parte del equipo de gobierno que se encargue de poner en marcha unas medidas migratorias que comenzarían con la deportación de indocumentados con antecedentes, como ha prometido Trump, y ampliarse hasta afectar a familias y a trabajadores que aspiran a visados de trabajo.
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Stein quitó hierro al alto coste de las masivas deportaciones o la construcción del «muro» en la frontera con México al enmarcarlo como un «programa de estímulo».
El plan presentado por FAIR subraya que los inmigrantes reciben de las arcas públicas más dinero del que aportan en impuestos, pese a que estudios como el del Institute on Taxation estiman que los indocumentados trabajadores aportan al Estado más de 12.000 millones anuales en contribuciones fiscales.
«Crearía empleos en la construcción y por un aumento de los cuerpos policiales», explicó Stein en un ejemplo de pragmatismo que no despeja las dudas sobre cómo un país puede deportar a 11 millones de indocumentados o construir una barrera física en 2.000 kilómetros de frontera terrestre con México.
En opinión de FAIR, cuyo plan podría influir de manera decisiva en la ejecución de las medidas migratorias de Trump, los procesos judiciales de deportación deben ser rápidos, respetando el proceso debido, para evitar la «disfuncionalidad actual».
Del mismo modo, opinaron que los que hasta ahora han sido beneficiados por la acción ejecutiva de Obama contra la deportación de indocumentados que llegaron al país de niños «siguen siendo deportables y mantienen un estatus irregular».
«Son ciudadanos de otro país», dijo Stein.
«Dicho esto, no somos de piedra. Habría que encontrar una solución, pero no dar una amnistía a todos», explicó el directivo de la organización, que reconoció que los jóvenes indocumentados que llegaron al país de pequeños traídos por sus padres «no serán una prioridad».