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Manejar el Toyota 86, sin duda alguna, incita a la aventura. Y es que estar tras el volante de este deportivo brinda una sensación de adrenalina y seguridad que provoca que desees que el viaje no termine.
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Nuestro viaje en uno de los autos deportivos más ligeros del mercado (2,758 libras) comenzó en Cayey, de donde saldríamos hacia Guánica donde pasamos un fin de semana con la familia de Toyota en el Hotel Copamarina. Ese camino te da la oportunidad de probar el vehículo en autopista y en curvas. En ambas condiciones, el 86 lució impecable en las curvas. Sin importar la velocidad, se mantenía estable, y en las subidas demostraba su potencia, ya que con tan solo tocar el acelerador se comía la carretera.
Y es que el deportivo cuenta con un motor de 2.0 litros que alcanza los 205 caballos de fuerza (hp, por sus siglas en inglés) a 7,000 rpm y 156 lb-ft para un máximo de 6,400 rpm (revoluciones por minuto) en la transmisión manual, mientras que en la automática es de 200 hp a 7,000 rpm y 151 lb-pies a 6,400 rpm.
Entre las características de alto rendimiento que tiene el motor, para extraer 100 hp por litro de desplazamiento, es el sistema de inyección de combustible innovado de Toyota D4-S, que combina inyección directa y tecnologías de inyección de puerto. El sistema directo proporciona un efecto de enfriamiento en los cilindros, que permite al motor utilizar una compresión de alta proporción. Los inyectores de combustible de puerto entran en juego durante condiciones con carga liviana o mediana, para maximizar la eficiencia de la combustión.
Curiosamente, la transmisión automática tiene un rendimiento de 32 millas por galón en autopistas, superando la manual, cuyo rendimiento es de 28 millas por galón de combustible.
Pusimos a prueba el automático, que se maneja muy bien con su guía montado en una pieza movible; modo deportivo y tecnología Dynamic Rev Management, que de manera momentánea puede reducir al acelerador.
Esta trasmisión tiene muchas ventajas para quienes quieren tener ese sentimiento de que tienen un carro deportivo, pero no quieren sacrificar la comodidad de la transmisión automática. De hecho, la automática es de seis velocidades, al igual que la manual, tiene paddle shift y dos rangos de manejo —manual y drive—. En la cabina, los controles intuitivos ayudan al conductor a mantener la atención en la conducción. Sobre el exterior, el 86 adopta un estilo más agresivo con un centro que destaca la postura amplia y baja que es este auto.
En fin, cada uno de los detalles el Toyota 86 demuestra que fue un automóvil construido por la pasión y no por un comité, ya que todas las decisiones relacionadas con el modelo fueron tomadas por entusiastas de los vehículos deportivos.