Prometen perder mucho peso en poco tiempo. Carecen de sustento científico y a menudo recurren a productos naturales atribuyéndoles poderes milagrosos. Dejan profunda huella en la salud: múltiples efectos secundarios y un posterior efecto rebote. Asi son 5 de las peores dietas que detallamos a continuación:
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1. Las monodietas a base de sirope de savia, limón, manzana o piña
Pese a su aparente variedad, parten del mismo principio: basar la alimentación durante un tiempo determinado en un sólo producto. Ocupan el primer puesto según IMEO con las peores dietas para perder peso por ser extremadamente restrictivas en calorías, muy desequilibradas y con garantizado efecto rebote.
La dieta de sirope de savia, por ejemplo, desatiende por completo las necesidades del organismo humano y está totalmente contraindicada para adolescentes, persona en edad de crecimiento o tercera edad.
La dieta del limón a menudo es utilizada «para bajar una talla de pantalón en una semana», pero ¡a qué precio! Consumir en exceso un ácido tan potente es perjudicial y obliga a nuestro organismo a utilizar sus sistemas de compensación consumiendo muchos oligoelementos.
2. Dieta de las 500 Kcal
Es otra de las dietas milagro, o de choque, que abundan en la actualidad que consiste en hacer un par de días de ayuno a la semana, consumiendo un máximo de 500Kcal y en muchos casos se recurre a sustitutos de comidas como barritas o batidos que no contribuyen a la constitución de unos correctos hábitos alimenticios.
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Por regla general, ninguna dieta debería ser inferior a las 800Kcal diarias. Con una ingesta tan inferior sería fácil perder entre 2 y 3 kilos a la semana, pero los «beneficios» acaban ahí. La insuficiente cantidad de proteínas se verá reflejada en la pérdida principalmente de masa muscular. Mientras que los riesgos asumidos por quienes la siguen son numerosos: deficiencias nutricionales de mayor o menor gravedad entre las que destacan la anemia o la osteoporosis, falta de vitalidad, fatiga muscular, problemas en la piel a corto plazo, desórdenes alimentarios, ansiedad y sensación de hambre constante, además de un efecto yo-yo asegurado a la larga.
3. Dieta de los sobres proteinados
Se trata de un tipo de dieta de procedencia francesa que se divide en fases, de 4 a 7 según el laboratorio. Utiliza como base alimenticia de sobres y preparados proteicos como sustitución de comidas. Busca principalmente someter al individuo a cetosis, provocada por el uso de la grasa corporal como fuente de energía al ser radicalmente disminuidos los niveles glúcidos. Las primeras fases permiten tan sólo la ingesta de cantidades limitadas de verdura, con escasas grasas y un suplemento proteico por comida.
No es una dieta equilibrada y el hecho de reemplazar los alimentos cotidianos por preparados proteicos la hace insostenible en el tiempo. «La práctica nos indica que la severa restricción calórica favorece el efecto rebote y el aumento metabólico del cortisol (hormona del estrés) en la gran mayoría de los pacientes», subraya Rubén Bravo.
4. Dieta de los zumos multivitamínicos
La dieta de los zumos o smoothies se diseña a base de bebidas compuestas principalmente de frutas, verduras y hortalizas vitaminas y minerales, pero reducidas en proteínas y grasas, por lo que es un planteamiento incompleto e insostenible en el tiempo, con riesgos de perder masa muscular y provocar una hipervitaminosis.
5. Dieta del cero carbohidratos
La dieta cero carbohidratos que ha cobrado especial fuerza en EEUU no es más que una evolución de la ya conocida dieta cetogénica, conocida en España con el nombre Dukan. Su principal ventaja está en la rapidez con la que se pierde peso. «Al no introducir hidratos de carbono (cereales, legumbres, vegetales y fruta), que son nuestra principal fuente de energía, se obliga al organismo que no dispone de glucosa suficiente en la sangre a agotar las reservas de glucógeno en hígado y músculo», explica la nutricionista Andrea Marqués. Seguir esta dieta puede provocar a corto plazo mareo y dolor de cabeza, ya que nuestro cerebro necesita energía en forma de glucosa para funcionar; mal olor de aliento, orina y sudor debido al exceso de cuerpos cetónicos eliminados por estas vías de excreción; y estreñimiento severo, por la carencia de fibra.