La Zona Cero se ha convertido en un reconstruido World Trade Center, un lugar marcado para siembre pero que ha cambiado mucho desde el 11 de septiembre de 2001. También la nación que lo rodea ha cambiado.
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Sin embargo, parientes y allegados de las víctimas de los atentados del 11 de septiembre de 2001 se reunirán el domingo en la plaza monumental para mantener uno de las piezas fijas en el recuerdo de los atentados en su 15to aniversario: la ceremonia de aniversario en sí misma
Este año, los organizadores incluirán algo de música adicional y lecturas para conmemorar el aniversario en la zona cero de Nueva York. Pero mantendrán los elementos que ya se han convertido en tradiciones: momentos de silencio y tañido de campanas, una atmósfera apolítica y la lectura de los muertos.
«La idea de transformación física es muy real aquí», comentó el presidente del monumento del 11-S, Joe Daniels. Pero cada año, el 11 de septiembre, «devolver el énfasis a por qué hicimos todo esto, que es para homenajear a aquellos que perdimos, es algo muy deliberado».
Puede que la sencilla y reverencial ceremonia sea ya la norma, pero las autoridades de la ciudad recibieron unas 4.500 sugerencias -incluido un desfile de Broadway en memoria de los rescatistas y un apagón de un minuto en toda Manhattan- cuando planeaban la primera ceremonia en 2002.
Casi 3.000 personas murieron cuando aviones secuestrados se estrellaron contra el World Trade Center, el Pentágono y un campo cerca de Shanksville, Pennsylvania, el 11 de septiembre de 2001. Fue el atentado terrorista con más muertos en territorio estadounidense.
El 15to aniversario se celebra en un país inmerso en una encendida campaña política muy centrada en divisiones políticas, económicas y sociales.
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Pero el país intenta mantener a raya la política para el aniversario. La candidata demócrata a la presidencia, Hillary Clinton, y su rival republicano, Donald Trump, tenían previsto asistir a la ceremonia de aniversario en el World Trade Center. No se esperaba que ninguno de los dos hiciera declaraciones públicas.
Los políticos pueden asistir, pero desde 2011 no se les permite que lean nombres de fallecidos ni ofrezcan discursos. Clinton y Trump mantendrán la costumbre de detener la propaganda electoral en televisión por un día.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, hablará durante un acto de recuerdo en el Pentágono. También se esperaba que cientos de personas acudieran a una ceremonia en el monumento nacional por el Vuelo 93 en Shanksville.
Obstáculos financieros y de otra clase retrasaron la construcción del nuevo centro de comercio en un principio, pero ahora el museo del 11-S, tres de los cuatro rascacielos previstos, un núcleo de transportes con un audaz diseño arquitectónico y una zona de tiendas se alzan en el lugar. El jueves se presentó un diseño para un centro de artes escénicas, un proyecto aplazado durante mucho tiempo y valorado en 250 millones de dólares.
En torno al Trade Center, el bajo Manhattan tiene ahora docenas de nuevos hoteles y restaurantes, 60.000 residentes más y más visitantes que antes de los atentados.
Mientras tanto, la asistencia a la ceremonia de aniversario ha remitido un poco en los últimos años, aunque el año pasado acudieron unos 1.000 sobrevivientes, rescatistas, familiares de víctimas y dignatarios.
Los organizadores analizan cada año si hacer cambios, dijo Daniels, «y cada vez la respuesta, por ahora, ha sido que es muy especial para los familiares, y es importante para el país».
Fuente: AP