Según una publicación del sitio web saludyvidanatural.com, al no evacuar con la frecuencia necesaria las heces se acumulan en los intestinos, se distienden y lo deforman. Se pudren dentro de nosotros y hacen que la mucosa intestinal se vuelva porosa.
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Los desechos que necesitan salir del organismo vuelven a ser absorbidos por la mucosa dañada y se distribuyen por medio de la sangre.
“Todo esto hace que el estómago se convierta en un ambiente favorable para la proliferación de virus y bacterias, así como de infinidad de patologías”, agrega la autora del artículo.
Si los intestinos funcionan normalmente deben vaciarse cada vez que comamos, por lo menos una o dos veces al día. Sin embargo, las personas con problemas de tránsito lento o estreñimiento evacúan cada dos días, tres o más tiempo dependiendo del grado de complicación.
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