El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, afirmó hoy que la destitución de Dilma Rousseff como presidenta de Brasil es una «apología» al abuso y la traición que recuerda las «horas más oscuras de nuestra América».
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El mandatario ecuatoriano, en su cuenta de Twitter, mostró su preocupación por lo ocurrido hoy en Brasil y expresó su solidaridad a Rousseff.
Lo ocurrido hoy en Brasil contra Dilma es «una apología al abuso y la traición. Retiraremos nuestro encargado de la embajada» de Ecuador en Brasilia, escribió Correa, que guarda afinidad ideológica con Rousseff y con el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, ambos del Partido de los Trabajadores.
«Toda nuestra solidaridad con la compañera Dilma, con Lula y con todo el pueblo brasileño. ¡Hasta la victoria siempre!», concluyó el mandatario ecuatoriano.
El Gobierno de Ecuador anunció hoy que llamará a consultas al encargado de negocios de su embajada en Brasil tras la destitución de Rousseff, que consideró ilegítima y tildó de «golpe de Estado solapado».
En un comunicado, la Cancillería ecuatoriana rechazó «la flagrante subversión del orden democrático en Brasil» y destacó que «políticos adversarios y otras fuerzas de oposición se confabularon contra la democracia para desestabilizar al Gobierno y remover de su cargo de forma ilegítima a la presidenta Dilma Rousseff».
Para el Gobierno ecuatoriano, el «espurio procedimiento» de destitución «no cumplió con el requisito fundamental de probar que la mandataria haya cometido delitos de responsabilidad» y remarcó que «un número importante» de quienes votaron contra Rousseff son investigados por corrupción.
El Gobierno ecuatoriano calificó de «lamentables» e «inaceptables» los acontecimientos y consideró que «suponen un serio riesgo para la estabilidad» de la región, así como «un grave retroceso en la consolidación de la democracia, que tanto esfuerzo y sacrificio» ha costado a América Latina.