Fin de un largo debate. La casa natal de Adolf Hitler, un edificio amarillo de dos pisos en la localidad austríaca de Braunau, podrá ser demolida.
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«Es la mejor solución», dijo al Spiegel online el ministro del Interior austríaco, Wolfgang Sobotka (OeVP), tras la decisión tomada hoy por la coalición de gobierno de expropiar sin compensación el edificio a la propietaria actual, una mujer: Gerlinde Pommer.
El Estado alquila a Pommer el edificio para evitar que se convirtiera en un lugar de peregrinaje para los neonazis. Pero cada abril, decenas de antifascistas llaman la atención en los alrededores entre el apacible paisaje de este pueblo del oeste de Austria, en la frontera con la Baviera alemana.
La expropiación, que será formalizada el próximo septiembre, debería frenar la continua peregrinación de neonazis.
Desde 2011, la casa está vacía, para enfado del Estado, que desde entonces ha gastado unos 240.000 euros en el alquiler de un edificio que no puede aprovechar.
Después de la expropiación, se espera que una comisión presente propuestas sobre el futuro del inmueble, aunque las palabras del ministro del Interior dan a entender que el camino de la demolición ya está signado.
Fuente: ANSA