El tratamiento recomendado para el alcoholismo crónico es la abstinencia. Pero a los residentes de Oaks -un hogar permanente para alcohólicos que una vez vivieron en la calle- se les da una medida de vino en intervalos de una hora.
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Se trata del Programa de Alcohol Gestionado (MAP, por sus siglas en inglés), y tiene como objetivo cambiar el comportamiento de consumo de los adictos empedernidos.
En un hotel reformado, situado en el oeste de la ciudad de Ottawa, Canadá, una larga y tranquila fila serpentea en la zona de recepción, según reseña la BBC.
Los hombres y las mujeres son en su mayoría de mediana edad o mayores. Algunos de ellos tienen bastones, andadores o sillas de ruedas. Su salud es frágil tras una vida entera de abuso de la bebida.
Todos cargan una taza, una copa, un vaso o un frasco. Una medida de vino con 13% de alcohol, elaborado en el lugar, se les dispensa a cerca de 50 alcohólicos.
La primera del día, a las 7h30, se les da casi 200 ml. El resto del día hasta las 21h30 se les da poco más de 140 ml.
El centro MAP fue diseñado para hacerle frente a las necesidades de las personas sin hogar que trataron de dejar de beber y fallaron.
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El esquema fue creado por un grupo de profesionales de la salud hace alrededor de 15 años.
«La idea era que si podíamos estabilizar la locura de sus vidas -días que comienzan con la búsqueda de alcohol y todas las complicaciones que se presentan con eso-, entonces tal vez podríamos hacer incursiones con su salud mental, adicción al alcohol y sus enfermedades físicas», le explica a la BBC el doctor Jeff Turnbull, uno de esos primeros innovadores y el jefe de personal del hospital de Ottawa.
En un ambiente calmado y estable, esta iniciativa le ha permitido a muchos a florecer. Algunos han restablecido contacto con sus familias, otros quieren hacer trabajo voluntario o incluso asalariado. Y los residentes inuit han formado un grupo de trabajo para recopilar información para las personas sin hogar como ellos.