Ecuador vivió un terremoto de magnitud 7.8, el pasado sábado 16 de abril del 2016.
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Como consecuencia de este desastre natural, más de 29 mil personas perdieron sus casas y tuvieron que acudir a albergues donde están en contacto con sus vecinos. Otros optaron por quedarse en su barrio y en unión combatir la emergencia.
Para la psicóloga Ana Carrión este es el momento y lugar oportuno para generar alianzas. Carrión considera fundamental organizar charlas o talleres diferenciados por edades donde se puedan tratar temas que ayuden a superar los traumas.
“Los líderes de los barrios pueden convocar a reuniones, diferencias por edades y género. En ellas se pueden tratar temas de interés general. Pueden presentar dinámicas, juegos, talleres de manualidades. etc. Los coordinadores además deben dar un seguimiento a la situación de cada uno de los convocados”, indicó la especialista.
Para Linda Romero, master coach internacional, un desastre natural no es fácil de asimilar porque en segundos cambia el panorama de vida de la población y pueden desencadenar desequilibrios mentales y psicológicos.
“Pero el ser humano se adapta a la realidad en la que vive, cuando lo asimila y sabe que a pesar de una devastación, de la pérdida de sus seres queridos e incluso de lo material debe salir adelante. Muchos de los efectos psicológicos son zozobra, miedo, incertidumbre, o simplemente estar a la defensiva, frente al dolor que están sintiendo”, sentenció.
Para Romero es fundamental ofrecerles una mano de ayuda a los damnificados, alguien que los escuche y que les contagie de positivismo.
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“Es importante potencializar sus fortalezas… si sabemos que la gente ‘manaba’ es luchadora es un buen punto para apoyar a uno de los afectados, incentivando en él, esos aspectos que lo harán salir del dolor”, señaló.
“El punto básico es saber escucharlos. Dirigir sus objetivos hacia un mejor mañana. Generar puntos de atención de lo que quisieran hacer en un futuro. Ayudarlos a generar un plan de acción. No preguntar cosas que causen dolor e inyectarles fortalezas”, indicó.
Por último considera que debemos ayudarlos a sentirse protagonistas vivenciales.
“Incentivarlos a tomar el liderazgo entre los suyos, y que colectivamente sientan ese apoyo moral”, concluyó.