Pocas son las imágenes que se conocen de Raqqa, la capital del Estado Islámico en Siria. Desde que los terroristas tomaron este territorio en el 2014, las fotos y videos que se conocen son filtradas por ellos mismos, y estos contienen las atrocidades que perpetran para mantener aterrorizada a la población.
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Pero hoy se divulgó un video que fue grabado en secreto por dos mujeres sirias. Ellas lo hicieron a sabiendas de que si serían descubiertas podrían perder literalmente la cabeza en una ejecución pública.
En el video, las mujeres, cubiertas con velos negros, hacen compras, toman taxi y caminan por los barrios de Raqqa. Se ve poca gente en la calle y hay hombres que caminan armados.
«Todo el mundo se ha ido», dicen.
«Combatientes extranjeros del Estado Islámico establecieron puestos de control, piden sus identificaciones a los sirios y las utilizan para huir a Turquía», señalan las mujeres en el video.
El video también muestra los escombros de lo que fue el santuario Uwais al-Qarni, importante tanto para los sufíes como para los chiitas.
En el video, las mujeres, cuyas voces están distorsionadas, recuerdan la violencia que han presenciado, incluyendo la decapitación de un hombre joven.
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«Me di cuenta de que había un hombre sentado en el suelo», dice Um Mohamed, el nombre utilizado por una de ellas. «Los ejecutores estaban en línea, vestidos de negro».
Aseveró que lo intentó, pero no pudo ver la ejecución.
Las mujeres sostienen que el Estado Islámico impuso la ley islámica de línea dura en Raqqa, que antes de la llegada de los terroristas era la ciudad más liberal de Siria.
«A todas las mujeres les gusta mostrar sus caras. Hemos perdido esa opción. Hemos perdido nuestra feminidad», dice Um Mohammad.
Para mostrar qué tan lejos ha llegado el Estado Islámico, las mujeres van a comprar tinte para el cabello y se encuentran que todas las caras de las modelos en los envases fueron cubiertas con un marcador negro.
El video también muestra las partes de Raqqa donde solían vivir los ricos, expulsados por el Estado Islámico, que ahora ocupa las mansiones.
«Son de Kazajstán, Afganistán, Arabia Saudí, los europeos, de lugares en Francia», dice Um Mohammad.
«Espero quitarme el niqab y la oscuridad que nos encubre», dice una de ellas. «Nada es más importante que la libertad».
Casi al final del video se ve a numerosos hombres armados reunidos en una plaza.
