La súbita renuncia al cargo anunciada ayer martes 1 de marzo por el ministro de Defensa de Ecuador, Fernando Cordero, conjuga un reclamo reivindicativo de militares en retiro con las dificultades económicas que golpean al país y que aprietan el gasto, según un analista.
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Cordero dimitió sin explicar motivos, pero su salida se dio en medio de una polémica por el retiro de unos 41 millones de dólares del Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas (Issfa) ordenado por el Gobierno para transferirlos al Ministerio del Ambiente.
Militares en situación de retiro protestaron durante las semanas precedentes por esa decisión gubernamental, mientras el Ejecutivo remarcó que la transferencia obedecía a un sobreprecio cobrado por el Issfa en la venta de unos terrenos adquiridos por el Ministerio del Ambiente para edificar un parque en la ciudad costera de Guayaquil, la más poblada del país.
En esa pugna, el Gobierno apeló a la sensatez de los militares para comprender el hecho administrativo, pero también destapó algunos temas internos de la institución castrense, sobre todo situaciones de inequidad de derechos de oficiales y de la tropa.
El propio Cordero, al anunciar su dimisión, señaló que su última acción al frente de la cartera de Defensa fue la promulgación de dos acuerdos ministeriales sobre la equidad interna.
Uno de esos acuerdos elimina «los tratos discriminatorios que generan desigualdad» y obliga a compartir «todos los espacios diferenciados como casinos, comedores, accesos, baños» sin distinción de grados o cargos.
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También unifica el sistema de reclutamiento para el ingreso a las escuelas de formación, con base en los méritos de cada aspirante, sean estos de tropa o de la oficialidad.
Para el analista político Napoleón Saltos, catedrático de la Universidad Central, el Gobierno, con esas políticas, ha intentado enfrentar a la tropa con los oficiales por asuntos reivindicativos.
Aunque podría haber una buena intención en esas propuestas, para Saltos ellas no obedecen a un proceso al interior de las Fuerzas Armadas que, más bien, han mostrado su cohesión interna y espíritu de cuerpo.
Para el académico, la renuncia de Cordero podría ser una jugada de «distracción» o un acto del Gobierno para «presentarse como víctima» de los reproches de ciertos oficiales, sobre todo de militares en situación de retiro.
Sin embargo, Saltos consideró que más allá de las discrepancias, hay un entorno de crisis económica que estrangula el gasto y que impide al Gobierno superar ciertas coyunturas.
Estimó que la situación de dificultades económicas, que el Gobierno aún no las considera como una crisis, podrían acentuarse en el futuro y generar mayores problemas.
Saltos también vio como una expresión del impacto de la crisis económica en el sector social unas recientes protestas estudiantiles en Quito, también por decisiones administrativas del Ejecutivo.
Para el catedrático, con estas acciones el Gobierno «trata de subsistir y que la crisis económica no le estalle en este periodo electoral».
Ecuador acudirá a unos comicios presidenciales y legislativos a principios de 2017, sin el presidente Rafael Correa de candidato, que dejará el poder tras diez años en ejercicio.
FUENTE: EFE