La recaptura de Joaquín Chapo Guzmán significó un espaldarazo para el Gobierno mexicano, aunque el cartel de Sinaloa continúa con vida pese a haber perdido a su jefe, dicen analistas. Esta organización criminal, cuyos tentáculos alcanzan a todas las regiones del mundo, seguirá suministrándose de cocaína en Sudamérica, alimentando la adicción en Estados Unidos y llenando sus arcas de dinero en efectivo.
PUBLICIDAD
“La captura no tendrá un impacto más significativo que la victoria moral”, dijo Mike Vigil, exjefe de Operaciones Internacionales de la Oficina de Antinarcóticos de EE.UU. (DEA).
Para herir al cartel, el Gobierno mexicano debería ir sobre sus activos, intervenir cuentas bancarias y propiedades y limpiar toda la corrupción que ha ayudado a levantar esta empresa criminal, consideró el funcionario de la DEA.
Mientras Guzmán, de 58 años, ahora enfrenta la posibilidad de ser extraditado a Estados Unidos, el sexagenario veterano del cartel Ismael Mayo Zambada está probablemente listo a tomar la posta, según los especialistas. Los hijos de Guzmán están metidos en el cartel, pero Zambada (que no ha pasado tras las rejas) es visto como el sucesor natural y quien goza del respeto de sus pares.
El mismo Guzmán dijo al actor estadounidense Sean Penn, en una entrevista para la revista Rolling Stone, que el negocio puede caminar sin él.