El enorme error informático Heartbleed, descubierto la semana pasada y que causa pánico entre los cibernautas, hace pensar si llegó la hora de replantearse el tema de las contraseñas.
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Existen varias tecnologías que buscan reemplazar la necesidad de crear y memorizar contraseñas. Entre las más revolucionarias figura una píldora electrónica que se traga.
Los días de memorizar sus contraseñas están contados. En algunos años podrá acceder a su cuenta bancaria en internet usando un tatuaje electrónico dibujado en su brazo o con una pastilla que, una vez digerida, difunde la contraseña a través de las paredes del estómago.
Ya existen prototipos funcionales de esos productos.
El tatuaje tiene componentes elásticos como sensores y una antena que se internalizan en la piel. La antena transmite la contraseña a un lector electrónico cuando uno entra en contacto con un teléfono o una computadora.
Y el ácido estomacal –en vez del ácido de las baterías- activa la píldora.
Este pequeño artefacto ha sido diseñado para que pulse un código que sería recogido por un sensor en un computador portátil poco después de que deje el esófago.
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La motivación para desarrollar tecnologías tan extrañas viene de un problema creciente y generalizado a nivel mundial: los sistemas de autentificación existentes con los que se ingresa a servicios en línea se basan en contraseñas. Y las contraseñas no siempre están a la altura de las circunstancias.
Fuente: BBC Mundo