La ciudad de Guayaquil, Ecuador, que tiene alrededor de 2 500 casos de coronaviros confirmados, enfrenta algunas batallas en esta pandemia. Una de ellas es la especulación de precios en los insumos médicos.
Las autoridades afirman que se han hecho los controles, pero las denuncias por videos en redes sociales cada vez son más.
Entre ellas, se ha hecho énfasis a los desorbitantes precios de los tanques de oxígeno, este producto hoy es requerido por miles de familias guayaquileñas que tienen en sus casas a familiares con covid-19, como consecuencia del virus se enferman los pulmones de los pacientes y se presentan hipoxemia o dificultad para respirar.
«La falta de oxígeno natural o artificial crea un ‘choque’ en la sangre y se complican los cuadros», señala el Dr. Alberto Campodónico.
Sin embargo y pese a la emergencia sanitaria, los precios de los taques de exígeno están entre USD 200 y 700 dólares. Y la recarga de los mismo va desde los USD 30 diarios.
La calle Portete y la 35, al suroeste de Guayaquil, es uno de los puntos de venta de tanques de oxígeno. Ahí la recarga del producto va desde los USD 15.
La periodista Catalina García hizo pública la denuncia de que hoy en día desde USD 600 hasta 800 dólares se pide por un tanque de oxígeno en Guayaquil cuando antes de la emergencia este producto costaba entre USD 200 y 300 dólares.
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«Las personas comentan la dificultad por la que están pasando al querer comprar o recargar oxígeno, además de ello, su alto costo, pero se trata de la vida así que les toca prestar dinero para comprar oxígeno», relata García.
Lucía de Franco es una guayaquileña, madre de familia de 4 hijos, a quien hace 18 días le detectaron covid-19. Su esposo, Víctor, y su cuñado Byron Franco también dieron positivos a la enfermedad, la segunda semana de marzo.
«Nos hicimos la prueba particularmente, gastamos cada uno USD 120, nos dio positivo para covid-19. Con complicaciones respiratorias acudimos al Hospital del IESS de los Ceibos para que nos dieran una cama, pero nos dijeron que no había ni camas ni espacio, pese a estar esperando por seis horas», comenta Lucía.
Con dificultad para respirar, se regresó con su esposo a casa. Perdió las esperanzas en el sistema de salud público, pero no en la fe de que, poco a poco, superarían las circuntancias.
Ya aislados en casa de su suegra, los esposos Franco empezaron a buscar tanques de oxígeno y medicación.
«En Guayaquil me quisieron vender un tanque de oxígeno pequeño en USD 250, uno mediano en 400 dólares y el grande en USD 700. No contaba con ese valor, traté de guardar la calma y no desesperarme. Y gracias a mis cuñados que viven en Salinas, provincia de Santa Elena, pude encontran allá un tanque de oxígeno, el de 1,20 metros, en USD 350.
«el tanque que en Guayaquil me quisieron vender en 600 dólares», comparte la paciente, quien tuvo que esperar 24 horas desde que empezó la búsqueda del oxígeno artificial en Guayaquil hasta que le llegó a su casa en Santa Elena.
Otro de los problemas es la especulación en el costo de las pastillas, entre ellas, la paracetamol que antes de la emergencia se la encontraba en cualquier farmacia de Guayaquil, la tableta de 10 unidades, entre USD 80 centavos y 1 dólar. Hoy cada paracetamos «con suerte» se la puede encontrar en USD 0,50 centavos cada una.
«Me estaba ofreciendo pastillas en USD 125 dólares»
Tanto el oxígeno artificial como otros medicamentos son parte del tratamiento para enfrentar el coronavirus, sobre todo, cuando se presenta la enfermedad pulmonar.
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En el caso de Lucía y su esposo ambos requerían del medicamento Plaquinol, que es un compuesto de hidroxicloroquina que ayuda a erradicar la infección y se ha sido utilizada en tratar los ataques agudos de malaria.
Antes de la emergencia la caja de 12 unidades de este medicamento estaba, según farmacias, entre USD 18 y 20 dólares, pero hoy las venden por sobre los USD 100.
«Cuando empecé con la enfermedad las mandé a cotizar en varios puntos de Guayaquil, nos pedían USD 125 por caja. Era desesperante para mi familia no poder ayudarme, pero gracias a Dios encontramos una farmacia donde la compramos a precio normal», cuenta la paciente.
Gracias a familiares y amigos, Lucía y su esposo son asistidos por consultas virtuales por parte de médicos. Hoy, después de 18 días de atravesar la enfermedad, ella comenta que ya se sienten mejor. Ya no necesitan oxígeno artificial.
Se mantienen con los consejos médicos para cuidarse dentro de casa hasta que se puedan hacer una segunda prueba.
«Gracias a Dios vamos mejorando y se que vamos a levantarnos. Aprovecho este medio para decirles a mis hijos que los amamos tanto, que papá y yo estamos luchando cada día por ellos, para volverlos a abrazar. Y las personas que están sanas, por favor, no salgan de casa», comparte Lucía.