Desde el 1 de agosto hasta mañana se conmemora la Semana Mundial de la Lactancia Materna. Metro conversó con la Dra. Silvia Almeida Torres, pediatra del Hospital Metropolitano, para que la ciudadanía conozca más detalles sobre esta etapa fundamental para la salud de los niños y sus madres.
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Durante el embarazo, la madre debe alimentarse adecuadamente con un aporte de proteínas y verduras. “Hay que consumir carbohidratos, balanceando la alimentación y evitando comida chatarra o exceso de alimentos industriales que afectan a la producción de leche materna al nacer el niño”, comenta la doctora Almeida.
La experta señala que cuando nace el bebé, la alimentación también debe ser adecuada. “La mujer debe tomar mucho líquido. Lo mejor es el agua. El consumo de coladas o maicenas no es lo ideal. Hay que comer frutas y los jugos son recomendables, pero solo uno o dos vasos al día”.
Según nos cuenta la doctora Almeida, la lactancia materna se puede prolongar hasta los dos años de edad, sin embargo lo más importante no es la duración de la misma, sino el incremento en el peso del niño y su salud.
“Muchas veces por enfocarnos en la lactancia, descuidamos la ingesta de otro tipo de alimentos del bebé. A partir del primer año de edad, el niño debe alimentarse adecuadamente y la lactancia ya queda solo de complemento”.
Vínculo madre-hijo
En los primeros seis meses de vida, la lactancia materna sí es fundamental, ya que además de los nutrientes de la leche materna, se fomenta el vínculo madre-hijo fortaleciendo la relación familiar y la estabilidad emocional del bebé.
Si vemos que el niño no está ganando peso, no se alimenta adecuadamente, debemos tomar medidas para incrementar la alimentación complementaria e ir dejando de lado la lactancia sin perder de vista el vínculo madre hijo y el desarrollo físico y emocional del pequeño.
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Es necesario una evaluación individualizada de acuerdo al estado de cada bebé”, acota la experta. “Se recomienda que cada dos a tres horas tratemos de alimentar a nuestro bebé sobre todo durante el día. En la noche podemos espaciar un poco si el bebé duerme plácidamente. Lo más importante cuando damos de lactar es que la alimentación venga de ambos senos, al menos 10 a 15 minutos por cada seno, en un ambiente tranquilo y sin distracciones, y que luego de haber lactado, el bebé se quede tranquilo y duerma”.
El tamaño del seno de la madre o la forma de su pezón, no tienen nada que ver con la cantidad de leche a producirse. La tranquilidad es de suma importancia cuando una madre da de lactar. “Una madre que está estresada o en un ambiente desagradable, con discusiones, no va a producir la cantidad de leche adecuada. La serenidad y paz de la mamá es fundamental”, dice la doctora Almeida.
También es clave la succión adecuada del bebé en los pechos de la mamá para que ella pueda producir más leche. La doctora finaliza señalando que el abrigo de la madre es necesario durante el proceso.
“El ambiente muy frío puede provocar una disminución en la producción de leche”. Debemos fomentar la lactancia materna como prioridad en atención de salud pediátrica ya que no solo se aporta nutrientes adecuados sino se favorece el vínculo madre-hijo. y se asegura de esta manera la salud física, mental y emocional del bebé, indica.