La cerveza, esa bebida que no falta en una reunión de amigos, para ver a tu equipo favorito o disfrutar de una fiesta es amada por muchos, y aunque no lo creas, odiadas por otros.
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Aunque parece extraño o imposible escuchar esa respuesta «odio la cerveza», es más común de lo que parece y a continuación te explicamos por qué esas personas odian ese sabor.
Partamos que esta bebida contiene dos ingredientes fundamentales: el lúpulo y la levadura. El uno permite la amargura y el otro el aroma en la bebida durante la fermentación.
La explicación científica recae en el lúpulo, este causa la amargura y el cerebro, a través de las papilas gustativas, envían una señal que la relacionan con algo negativo. Por esa razón tienden a señalar que es un sabor poco agradable.
Ahora, respecto a la levadura es un caso más tolerable y no tiene que ver con la mente. En este caso a algunas personas le caen pesado al estómago, principalmente en personas que tiene gastritis. Sumar este factor a la ingesta de comida con altos niveles de condimentos no es nada aconsejable.
Una nueva ola de emprendimientos de cervezas artesanales han buscado captar ese público que no tolera los sabores amargos. Estrategia que sigue siendo difícil, debido a que una vez que registramos un sabor como negativo, resulta complicado hacer cambiar de opinión a nuestro cerebro.