Ishii Yuichi tiene 36 años y hace ocho que creó la empresa Family Romance para proveer a los japoneses de amigas y amigos, esposas y maridos, madres y padres, hijas e hijos y hasta apenados deudos en un funeral. Al menos por un rato: se trata de una empresa que alquila amistades y familiares.
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Un equipo de aproximadamente 800 actores —entre los cuales se cuenta el mismo Yuichi, un joven elegante y encantador— ingresa a la vida de los clientes en el papel que haga falta. «La organización se enorgullece de poder brindar un sustituto para casi cualquier situación concebible», informó The Atlantic.
«Los japoneses no somos personas expresivas», dijo Yuichi al autor de la nota, Roc Moran. «Existe un déficit comunicacional. Cuando hablamos no nos expresamos, no manifestamos nuestras opiniones o nuestras emociones. Los otros se ponen por delante, antes que nuestros propios deseos. También se está reduciendo el tamaño de las familias. Antes solían ser más grandes. Ahora uno come solo».
El elenco de Family Romance no es sólo de adultos: también hay niños y ancianos, porque las ausencias, o lo que se percibe como faltas, no tienen límite de edad. Allí donde la realidad parece fallarle a una persona, la empresa de Yuichi —y otras, como la también japonesa Client Partners, y la franquicia que siguió la tendencia en los Estados Unidos, Canadá y Australia, Rent-A-Friend— entra en escena. Su lema es, precisamente, «más que real».
«En una sociedad cada vez más aislada y con derecho a todo, el CEO predice el crecimiento exponencial de su negocio y otros parecidos, en la medida en que la interacción humana a la carta se convierte en la nueva norma», escribió Moran.
A Yuichi la idea se le ocurrió mientras trataba de ayudar a una amiga verdadera. La mujer, madre sola, quería que su hijo ingresara a una escuela privada, pero le exigían la presencia de un padre. Entonces lo creó, con la ayuda de Yuichi, quien se propuso «desafiar la injusticia de la sociedad japonesa».
No lo logró. Pero del episodio surgió su emprendimiento.
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Le fue mejor como padre de alquiler de una niña, también hija de madre sola, que sufría bullying. Hace ya ocho años que lo interpreta regularmente, y la muchacha terminó el secundario sin problemas. Excepto uno: cree que Yuichi es su padre. Ignora que su madre paga ¥ 20.000 (USD 180 aproximadamente), más gastos, por cada encuentro de cuatro horas. Client Partners cobra USD 115 por dos horas de amistad; Rent-A-Friend, un mínimo de USD 30 por hora.
Morin: —¿Cómo cree que ella se sentiría si descubriera la verdad?
Yuichi: —Creo que quedaría conmocionada. Si el cliente nunca revela la verdad, yo debo mantener el papel indefinidamente. Si la hija se casa, tengo que hacer de padre en la boda, y luego tengo que hacer de abuelo. Así que siempre les pregunto a los clientes: «¿Está preparado para mantener esta mentira?».
Dado lo exigente de la interpretación, cada actor sólo puede atender a cinco clientes por vez.
Hay otras reglas: no se comparte información personal, no hay sexo, no se presta dinero.
El único límite es el delito: si lo que un cliente solicita es legal, la compañía de renta de amigos y familiares lo provee. «Algunas personas con anorexia, por ejemplo, quieren ver gente que coma delante de ellas», dijo como ejemplo de un papel inusual. «Sienten alivio al mirar a alguien que come mucho».
Previsiblemente, hay gente que recurre al alquiler de relaciones para simular popularidad en las redes sociales. «Hace poco un hombre pagó una gran suma para volar con cinco ‘empleados’ a Las Vegas y sacarse fotos para Facebook», señaló Yuichi a The Atlantic. Él mismo ha rentado colegas para aumentar el público cuando da conferencias.
En la página web de Family Romance las personas llenan un formulario con las características del amigo o familiar que buscan, hasta detalles como el corte de pelo o el estilo de personalidad, si usa o no anteojos o si llega después de un día de trabajo agotador.
Yuichi ha pedido disculpas por errores que cometieron otros y ha sido el novio ideal. «Lleva años crear un vínculo fuerte», explicó la perspectiva de una de sus clientas. «Imagínese que se invierten cinco años con alguien, y entonces todo se termina. Es más fácil programar dos horas por semana para interactuar con el novio ideal. No hay conflicto, ni celos, ni malos hábitos. Todo es perfecto».
A veces sus sentimientos le dan una señal. Cuando los niños lloran porque él se tiene que ir, por ejemplo. Se siente culpable de representar un papel. Alguna vez ha soñado que les dice: «Lo lamento mucho. Pertenezco a la corporación Family Romance. No soy tu verdadero padre».
Y a veces interfieren los sentimientos de las otras personas. Una mujer le propuso casamiento. «No, estás enamorada de la orden que hiciste. No me amas a mí: amas esta actuación», le dijo.
En tres ocasiones se casó: tres encargos de Family Romance. Bodas falsas, o al menos del lado del novio: todos los invitados, como él, eran actores. El costo de un evento de esa escala llega a ¥ 2 millones (USD 18.000 aproximadamente).
Morin: —¿Qué significa la palabra «real» para usted? —preguntó el autor de la nota de The Atlantic.
Yuichi:—Creo que el término «real» es erróneo. Tomemos el caso de Facebook, por ejemplo. ¿Es eso real? Aun si la gente en las fotos no ha pagado, todo está tan elaborado que apenas si eso importa.