La escarcha o también llamado ‘glitter’ afecta de forma negativa al medioambiente.
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Sabemos que las micropartículas de plástico (contenidas en pastas de dientes, jabones, entre otros), además de demorar años en degradarse, son arrojadas al mar, consumidas por peces y terminan formando parte de toda la sopa de basura del océano.
Pues bien, el glitter tradicional, que es el típico que compras en una tienda, hace exactamente lo mismo. Ambos son microplásticos (piezas de plástico de menos de 5 mm). Cualquier cosa igual o más grande que ese tamaño ya puede dañar a peces e incluso a personas que viven cerca de grandes lagos, informa Allure.
Según el Servicio Nacional de los Océanos de Estados Unidos, los microplásticos «pasan fácilmente los sistemas de filtración de agua y terminan en el océano y grandes lagos».
Un estudio de Environmental Science and Technology concluyó que los microplásticos actúan como un bote salvavidas para las bacterias, así que los microbios potencialmente nocivos son más capaces de sobrevivir en ambientes acuáticos. Combina eso con los productos químicos utilizados para crear el plástico a lo largo del tiempo y el problema se agrandará aún más.
ESCARCHA O GLITTER BIODEGRADABLE
El glitter biodegradable existe. No se queda en los mares ni tierras hasta el fin de los tiempos y brilla tanto como el estándar y se puede hacer de muchas maneras.
«El glitter biodegradable puede estar hecho de cualquier cosa que sea natural o derivada de elementos naturales», dice el químico cosmético Ron Robinson, de BeautyStat.com.
El único problema es que es difícil de encontrar y comprar. Robinson advierte que puede no tener la misma intensidad de color que tiene el plástico y que al mezclarlo hay que cuidar que no se rompa.
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