Así es, un nuevo año se termina y lo que siempre viene a la mente es cuántas de las cosas que planeamos hacer son una realidad hoy.
PUBLICIDAD
Ese viaje con el que siempre hemos soñado, ese auto que ya queremos cambiar o deseamos comprar, esa reparación que debemos hacer en la casa, esas ganas de hacer ejercicio, esa cita con el médico o ese libro que no hemos logrado leer, en fin, tantas buenas ideas que se nos ocurrieron y que no llegaron a concretarse.
Algunas de ellas pueden ser más fáciles de conseguir, si tomamos la decisión de hacerlo. Otras, costarán más tiempo o dinero, y es precisamente en ese momento en el que debemos analizar cuánto podemos invertir para conseguirlo.
La revista Forbes, publicó un artículo relacionado con las metas de los años nuevos y delimitó que las metas no se cumplen, muchas de las veces, por falta de planificación.
Según el medio, para que las buenas ideas no se desvanezcan con la cotidianidad y nos ganen las cosas de todos los días, lo mejor que podemos hacer es ponerle número a los planes.
Cuando logramos darle una cifra a los propósitos sucede algo mágico: los empezamos a tomar en serio.
Las métricas son diverdas, tenemos que decir cuánto queremos invertir en aterrizar las intenciones de año nuevo y cuándo las queremos ver convertidas en realidad, entre otros factores.
PUBLICIDAD
Los presupuestos sirven como una fecha de arranque y delimitan un plazo para cumplirlo, pero no son lo únicos números que debemos medir. Debemos delimitar las metas intermedias, fijar objetivos que nos ayuden a evaluar si vamos por el rumbo correcto y, si nos estamos desviando.
Asimismo tenemos que decidir quiénes se sumarán al plan. Incluso si es un proyecto en solitario, como seguir una carrera, o si debemos integrar a un equipo de apoyo, que puede ser un familiar o un amigo.
Los anhelos son como mariposas que vuelan alto y nos hacen suspirar. Verlos aletear es hermoso, pero es más bello atraparlos y hacerlos crecer hasta que tomen la estatura de la realidad.
Lo básico, para concretar, es presupuestar y fijar metas. Con el rol de pago en mano, sabremos qué cantidad debemos reservar y nos comprometemos para hacerlo. De otra forma, es fácil gastar el dinero que se nos escapa entre los dedos y al final del año no sabemos ni a dónde se fue.
En el momento en el que le ponemos números a nuestros propósitos iniciamos varios círculos virtuosos. El primero será terminar el año con una lista de sueños hechos realidad y el segundo es estar conscientes de para dónde estamos orientando nuestros esfuerzos.
Lo curioso es que al empezar a tener logros, vamos ganando vuelo y nos vamos entusiasmando. Entonces, ya no es un propósito, son varios y como si hubiéramos elevado la varita mágica de un hechicero, los anhelos se convierten en experiencias concretas.
Recuerda, nunca endeudarte en más de lo que puedes gastar. Un error que comete una persona que lucha por sus sueños es no medir con conciencia el nivel de endeudamiento que puede tener.
Al final del año, se puede conseguir la meta pero con un valor muy alto y sacrificando la tranquilidad propia y la familiar por las deudas.
La posibilidad de cumplir sueños es real
Al terminar de programar todo podremos decir que al fin del año, ese libro fue leído, esa cita con el médico fue atendida, esa reparación ya se llevó a cabo, ese viaje se hizo realidad, ese auto se cambió y esos propósitos se convirtieron en éxitos concretos.
Este 2017, puede ser el momento de dejar de hacer listas de propósitos y empezar a hacer planes. Lo importante es que si la meta es económica, aperturemos una cuenta de ahorro programado o se pueda invertir el dinero que tengamos en un proyecto que nos permita generar recursos a mediano o largo plazo. Y por último recuerda no gastar el dinero en cosas que no sean necesarias, estarás desechando tus recursos y tu tiempo.
RELACIONADO:
