La mayoría de la gente ha de tratar, al menos, con una “persona irracional” en su vida. Es decir, alguien que con frecuencia actúa de forma ilógica o estúpida. Si esta persona es un jefe irascible, un amigo fanático o un adolescente emocionalmente voluble, “no es difícil que su conducta nos arrastre a nosotros mismos a perder el control”. Esto opina Mark Goulston, psiquiatra y profesor en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA, EEUU) durante 25 años. Así que, para preservar nuestra salud, es necesario saber cómo tratar o combatir estas detestables conductas que pueden alterar nuestro equilibrio emocional. (La paciencia nunca es tan importante como cuando uno está a punto de perderla).
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Son muchas las víctimas que padecen estas nocivas relaciones personales y que creen posible controlar las conductas irracionales. Cuando han de enfrentarse a estas situaciones reaccionan de forma automática poniéndose a la defensiva o siendo agresivas. Y, en muchos casos, incluso pretenden cambiar los comportamientos irracionales de tales personas intentando hacerlas entrar en razón. Tratan de hacerles ver que sus opiniones o puntos de vista son erróneos y absurdos. Pero esta estrategia aún empeora más las cosas. En palabras de Gouslton, “en vez de aceptar nuestra lógica, la persona irracional reacciona aún más irracionalmente y la situación puede encresparse por ambas partes hacia una alocada discusión que no conduce a ninguna parte”.
Esta manera de enfocar el problema es realmente frustrante, estresante e improductivo. Ninguna de estas reacciones produce resultados satisfactorios. Pero la mayoría de las personas no conoce otra opción. Sin embargo, intentar convencer con argumentos a una persona de conducta irracional no tiene sentido porque, desde su punto de vista, su conducta es racional. Este tipo de personas tiene unos patrones de pensamiento profundamente arraigados en su (in)consciencia. Y su conducta es una respuesta a la amenaza que percibe cuando alguien pone en duda o discute su forma de razonar.
Una forma eficaz de tratar a gente irracional es la que propone la psicóloga clínica Judith Orloff, también docente en UCLA: “Renunciar a la necesidad de controlar estas difíciles situaciones y olvidarse de que se puede obligar a alguien a cambiar. Esto es, aceptar a la persona irracional tal como es, especialmente si uno ya ha intentado revertir su conducta y no ha conseguido nada positivo”.
La actitud de renunciar a cambiar comportamientos irracionales puede parecer a muchas personas un síntoma de rendición o debilidad. Pero, al contrario de lo que pueda pensarse, la rendición es una elección activa que nos ofrece la vida. Una opción para ser más flexible y tolerante. Ver más allá de aquello que nos molesta o irrita para descubrir que lo que nos conviene es desdramatizar las conductas irracionales de los demás para no perder nosotros la calma. Como apuntaba la escritora británica George Eliot, “la mayor fuerza para crecer es nuestra capacidad de elegir”.
En el mismo sentido se expresa Lauren Zander, profesora del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, EEUU): “Si uno ha decidido que alguien le cae mal, entonces también ha de ser capaz de renunciar a la aversión que siente hacia esa persona”. No necesariamente tiene que convertirla en su mejor amigo, pero flexibilizando nuestro punto de vista podemos aprender a tolerar a esa persona de conducta irracional sin que tengamos que sufrir un ataque de nervios. Esto significa ignorar sus aspectos negativos y pensar en algo positivo que pueda tener.
Con información de El Pais.com