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¿Por qué los buenos empleados dejan su trabajo?

Hay veces en que los jefes no entienden por qué un buen empleado decide dejar el trabajo. Y tienden a echar la culpa a todo lo demás, pero no miran hacia sí mismos, ni se preguntan si tendrá algo que ver ello.

Las personas deciden renunciar a sus trabajos por varias razones. A veces los empleados se desgastan, se aburren o se frustran con su trabajo. Otras veces, hay razones personales que requieren un cambio de carrera o locación. También algunos empleados sienten que no son apreciados por sus contribuciones, o sienten que no tienen oportunidades de crecimiento.

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Pero… ¿Por qué buenos empleados dejan su trabajo? 

Los buenos empleados no renuncian a su trabajo, solo se alejan de los malos jefes, según el portal Entrepreneur Muchos directores tienden a adjudicar la rotación de empleados a su cargo a cientos de razones, mientras ignoran la raíz del problema.

Para Entrepreneur  estas renuncias pueden evitarse. Lo único que se requiere es una nueva perspectiva y un esfuerzo extra de parte del mánager, por lo que Necesitamos plantea cuáles son las 9 cosas que los jefes hacen que obligan a los buenos trabajadores a renunciar:

1. Sobrecargan de trabajo 

Nada desgasta a los buenos empleados tanto como una sobrecarga de labores. Es muy tentador sacarle todo el provecho a los mejores elementos, pero presionar demasiado a los elementos positivos de un equipo los hace sentir castigados por ser buenos en su labor. Es una medida contra productiva. Un nuevo estudio en la Universidad de Stanford demuestra que la productividad por hora disminuye dramáticamente cuando la semana laboral excede las 50 horas de trabajo.

Si debes incrementar la carga de responsabilidades de un buen empleado, tendrás que subirlo de puesto y salario. Los empleados talentosos son capaces de asumir nuevas obligaciones, pero no se quedarán si se empiezan a sentir sofocados. Si solo le das más trabajo a una persona “porque puede con la carga” sin cambiar algo de su condición, buscará un nuevo empleo que le dé lo que merece.

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2. No reconocen las contribuciones de los demás

A todos nos gusta recibir las gracias por nuestros esfuerzos, sobre todo aquellas personas que constantemente se esmeran en ser mejores. Los jefes deben ser capaces de encontrar qué hace que sus mejores empleados se sientan bien (para algunos es un aumento, para otros es el reconocimiento público).  

3. No les importan sus empleados

Según Entrepreneur, más de la mitad de las personas que abandonan su empleo lo hacen porque tienen una pobre relación con su jefe. Las compañías más inteligentes se aseguran de que sus directivos sepan balancear ser profesionales con ser humanos. Estos son los directores que celebran el éxito de un empleado, son empáticos con aquellos que están pasando dificultades y son capaces de enfrentar a las personas que pueden mejorar. 

4. No honran su palabra 

Cuando cumples con lo que prometes, creces a los ojos de tus empleados porque pruebas ser de confianza y honorable (dos cualidades imprescindibles para un jefe). Pero cuando no actúas según lo dicho, te muestras como un ser irrespetuoso al que no le importa nada ni nadie. Después de todo, si el jefe no cumple con su palabra, ¿por qué habrían de hacerlo los demás?

5. Promueven a las personas incorrectas

Los empleados que trabajan muy duro suelen querer colaborar con colegas que se esfuercen de la misma manera. Cuando los jefes no se afanan en contratar buenas personas, se desmotivan. Promover a los empleados incorrectos es aún peor. No hay un insulto mayor que asciendan al compañero que no hace nada cuando tú trabajas con todo tu esfuerzo.

6. No dejan que las personas persigan sus sueños

Los empleados talentosos suelen ser muy apasionados. Ofrecerles oportunidades para perseguir sus sueños mejora su productividad y la satisfacción con su trabajo. Pero muchos jefes quieren que sus empleados trabajen dentro de una cajita hecha de reglas. Temen que la productividad disminuya si sus trabajadores no están enfocados 300 por ciento en su trabajo. Sus miedos carecen de fundamento porque estudios demuestran que las personas que son capaces de seguir sus pasiones dentro de sus empleos experimentan una especie de “subidón”, un estado mental de euforia que les permite ser hasta cinco veces más productivos que los demás.

7. No saben desarrollar las habilidades de su gente

Hay jefes que desconocen la operación diaria de sus empleados y que tratan de excusarse diciendo que confían en ellos y que sus trabajadores son autónomos. Esto es una tontería. Los buenos gerentes dirigen, sin importar que tan talentosos sean sus colaboradores. Ponen atención a las labores de sus equipos y constantemente ofrecen retroalimentación.

Al ser jefe te toca encontrar las áreas de oportunidad de tus mejores empleados para que puedan desarrollarse. Si no lo haces, tus colaboradores se aburrirán y se irán.

8. Fallan en impulsar la creatividad 

Los empleados más talentosos buscan mejorar todo lo que tocan. Si les quitas la habilidad de innovar porque solo te sientes cómodo con el status quo, harás que odien sus trabajos. Encerrar el deseo innato de mejorar no solo limita a tu equipo, te limita a ti.

9. No desafían a las personas

Los grandes jefes provocan a sus empleados para lograr cosas que antes parecían imposibles. En lugar de fijar metas mundanas, ponen objetivos que impulsan a la gente a salir de su zona de confort. Después, hacen todo cuanto pueden por apoyar a sus equipos a lograrlos. Cuando las personas inteligentes se la pasan haciendo cosas demasiado fáciles o aburridas, empiezan a buscar otros empleos que los desafíen intelectualmente.

En conclusión, si quieres que los mejores miembros de tu equipo se queden en tu empresa, debes pensar muy cuidadosamente cómo los tratas. Los buenos empleados aguantan mucho, pero su talento les da abundancia de opciones. Tienes que lograr que quieran trabajar para ti. 

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