Los niños son científicos naturales, su curiosidad no tiene límites, y con un poco de supervisión adulta hasta los más pequeños de la casa pueden hacer ciencia “de verdad” o “real”.
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Es importante animar a los niños a usar sus sentidos para observar objetos y eventos a su alrededor y que empleen todas las palabras que se les ocurran para describir su entorno, ya sean texturas, sonidos, olores, colores, forma, tamaño… ya que además les ayudará a desarrollar su vocabulario y sus habilidades de observación.
La fortaleza de un huevo
Los huevos son más fuertes de lo que pensamos. Para probar la fuerza de una cáscara de huevo, podemos colocar un huevo crudo en la palma de la mano. Primero, usamos una presión uniforme con toda la palma de la otra mano y apretamos. El huevo, lógicamente se rompe. A continuación, pondremos el dedo pulgar y el dedo índice en los extremos del huevo. Apretamos. ¿Podemos romper el huevo de esta manera? No, ¿verdad? Esta curiosidad hará las delicias de los más pequeños.
Sigamos con más huevos
Para este experimento necesitaremos cuatro huevos crudos de un tamaño similar. Con sumo cuidado, romperemos los huevos y vaciaremos su contenido en un recipiente. Enjuagamos las cáscaras de huevo por dentro y las dejaremos sobre una servilleta de papel de cocina para que se sequen. A continuación emplearemos unas pequeñas tijeras para recortar los bordes rotos de las cáscaras de huevo para que todas las partes tengan el mismo tamaño. Hay que hacer este proceso con delicadeza para no provocar grietas en las carcasas de nuestro experimento.
A continuación utilizaremos todas las cáscaras ya recortadas, poniéndolas sobre una superficie plana. Las colocaremos en dos filas de dos cáscaras cada una. Luego, pondremos un libro grande, de tamaño considerable, encima de ellas, apoyando de manera uniforme en la parte superior de las cáscaras de huevo. Repitamos el proceso. ¿Cuántos libros pueden acumularse en la parte superior antes de que las cáscaras se rompan?
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Con las manos en la masa
Para crear un pequeño y colorido juguete antiestrés basta con mezclar cola blanca, bórax (un producto químico presente en cualquier farmacia) y colorante de tonos muy vivos. Al mezclarlo todos se obtiene una especie de goma pegajosa parecida a las bolitas antiestrés de colores flúor gracias a la mezcla del colorante y el bórax.
Explosión de colores
Otro ejemplo de sencillos experimentos para los más pequeños de la casa es la mezcla de agua oxigenada y colorante por un lado y jabón y levadura por otro. Cuando se mezclan ambas disoluciones se produce una divertida explosión de color como la que aparece en la fotografía tomada durante el Laboratorio del Color de HP.
Estos experimentos pueden servir para plantear o que nos planteen preguntas interesantes como:
¿Sorprende la fuerza del huevo? ¿Influye la forma del huevo en relación a su resistencia? ¿Una sola cáscara de huevo aguantaría tanto peso en libros como las cáscaras de cuatro huevos que hemos probado en el experimento? ¿Cómo puede una gallina sentarse en un nido lleno de huevos sin romperlos?