La música, muy presente en nuestra cultura, es un elemento universal de nuestra vida. Se ha demostrado que produce emociones muy intensas, puede tener efectos en nuestras funciones cognitivas y promueve la cohesión social.
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Dada la complejidad de la música y la capacidad que tiene para activar diversas redes cerebrales, diferentes investigadores de ámbito mundial evalúan hasta qué punto la música podría utilizarse como herramienta en neurorrehabilitación o como posible mecanismo para fomentar la plasticidad cerebral.
En nuestro cerebro se localizan el lenguaje, en el hemisferio izquierdo y la música, en el hemisferio derecho. Cuando alguna parte se encuentra dañada, al utilizar la música, se crea una herramienta de compensación que nos permite mejorar en la fluencia verbal, la articulación, la reproducción de sonidos, la coordinación-fonorespiratoria.
Los estudios realizados en el Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario La Paz (IdiPAZ) constatan que escuchar una melodía produce otros efectos fisiológicos destacables, como el aumento del nivel de resistencia al dolor, cambios en el tono muscular y la temperatura, el nivel de glucosa o la secreción hormonal, así como una reducción de la fatiga y el estrés. De ahí que la lista de patologías en las que tiene una utilidad probada sea cada vez más larga.
Avianca comprendió la importancia de la música en nuestras vidas y realizó un viaje por América Latina llamado Crónicas en búsqueda de los sonidos que la envuelven. ¿Ya escuchaste de qué se trata?