La profesora Gloria Mark, del Departamento de Informática de la Universidad de California, cuando no llegaba aún la explosión de los smartphones, en 2004, planteó la hipótesis: los celulares, ¿un modo de distracción o una potencial adicción?
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En ese tiempo la doctora en Psicología por la Universidad de Columbia hizo un estudio comparando el comportamiento de revisar el mail y las redes sociales compulsivamente, con una máquina tragamonedas. Su teoría fue que el humano chequea su celular una y otra vez para buscar gratificación y aunque sea de forma inconsciente, es lo que motiva a volver a intentarlo.
Existen investigaciones que revelan que en promedio, el celular se revisa entre 80 y 110 veces al día. Esas pequeñas dosis de información generan descargas de dopamina que son como el encendido de un cigarrillo para un fumador. Es por eso que una persona se obsesiona con ver a cada momento la pantalla de su dispositivo.
Según Infobae, Paula Tripicchio, licenciada en psicología e integrante del Departamento Infanto Juvenil de INECO, explicó:
«Tanto en niños como en adultos, está comprobado que cuando uno escucha la notificación del celular se activan áreas del cerebro relativas a la ansiedad y se siente la necesidad de leer en ese mismo momento el mensaje. Funciona en cierto punto como una adicción».
Un informe demostró que cuando una persona trabaja frente a una pantalla cambia de pantalla -y de foco de atención- cada 47 segundos. Este estudio fue parte de una investigación in situ sobre la multitarea online en el trabajo, en el que Mark trabajó con expertos de Microsoft y del Media Lab de Massachusetts.
El estudio, que siguió a 40 empleados de grandes compañías norteamericanas, reveló que aquellos multitaskers tendían más a la distracción que quienes mostraban dificultades para afrontar múltiples tareas. Los investigadores indican que las dos características de quienes no se pueden concentrar son: una personalidad neurótica e impulsiva, y una mala calidad de sueño.
Fuente: Infobae