El miedo a los payasos no es una cosa de moda ni algo tan reciente. Sobre todo desde que películas como «Eso» los inmortalizaron de manera aterradora. Su figura repulsiva, con tintes negativos, se configuró hace siglos. De hecho, hay hasta una palabra definida por diccionarios en varios idiomas. Coulrofobia. Término moderno para resumir un miedo que trasciende culturas.
PUBLICIDAD
Porque ya desde la Edad Antigua aparecían como las figuras humorísticas que hacían reír a los faraones egipcios y en la China Imperial. Quien tenía ese papel era YuSze y era el único que podía hacer que el emperador Qin Shih Huang se distrajera de terminar la Gran Muralla China. En la Roma Antigua, la figura del payaso era el «stupidus».
Y este, claro, dio paso al bufón de la corte medieval en Occidente. Aquel que distraía al noble de turno y con el que también, claro, podía desquitarse.
¿Cuándo comenzó su leyenda oscura?
David Kliser, director de talento para Ringling Bros y Barnum & Bailey, fue consultado por el Museo Smithsoniano sobre el tema. Estos parecían figuras que se desligaban de toda regla social. Porque en su rutina incluían todo lo prohibido. El apetito por el sexo, la comida, la bebida. Su comportamiento maníaco. Travieso.
Pero, poco a poco, gracias a personajes de la vida real, esta figura cómica fue siendo cada vez más siniestra. Andrew McConnell Stott, profesor de Inglés de la Universidad de Buffalo y experto en la historia de estos personajes, señala al payaso inglés Joseph Grimaldi (1779-1837), como el precursor del payaso moderno.
Creció en una familia de arlequines, pero vivió una infancia dura y miserable. Fue al que le dio al payaso su vestido. También hizo que este fuera maestro en acrobacias. Era el rey de la sátira de los temas de actualidad. Pero su personaje se asoció con él y su vida trágica. Porque no contento con tener una infancia mísera, tenía depresión.
Además, su mujer murió en el parto. Otro de sus hijos terminó siendo un payaso alcohólico que murió a los 31 años. Y toda su rutina lo dejó adolorido e inutilizado.
PUBLICIDAD
Murió pobre y alcohólico, a pesar de ser el cómico más famoso de su época. Y quien más sino el autor de la vida trágica de las clases empobrecidas de Inglaterra en aquel entonces, Charles Dickens, pudo haber contado su historia en una novela por entregas. Esto, desde luego, popularizó el mito del payaso trágico y oscuro. De la persona que vivía el infierno bajo una máscara.
Pero pronto, el homicidio destruiría toda compasión popular por los payasos.
El primer payaso asesino de la Historia
Jean-Gaspar Deburau Pierrot (1794-1846) era el equivalente de Grimaldi en Francia y era más proclive a la pantonima. Pero en 1836, este mató a un niño con su bastón luego de que lo insultaran en la calle. Fue absuelto, pero esto arruinó su carrera y reputación para siempre. Y la leyenda negra se acrecentó aún más.
Desde ahí, el payaso pasó al circo. Pero seguía teniendo pésima reputación. Edmon de Goncourt, por ejemplo, escribía en 1876 que el arte del payaso «era aterrador, lleno de ansiedad, su gesticulación es monstruosa, recuerda al manicomio». No ayudó en nada que la ópera italiana Pagliacci o Payasos (1892), mostrara a un payaso engañado por su mujer que termina matándola.
En la cultura moderna
En Estados Unidos, el payaso tuvo enorme éxito. Pero la imagen del payaso triste también floreció. Payasos como «Wearie Willie» contribuyeron aún más a la leyenda negra: su matrimonio se rompió y quebró en la Gran Depresión de 1930. Pero, para la era de la televisión eran figuras más amables, siendo Ronald McDonald (1963), su cara más conocida.
Ahora los payasos eran figuras infantiles, pero con todo lo que traían a cuestas se volvieron más aterradores. Y eso se los dio otro asesino que se vestía, precisamente de payaso. John Wayne Gacy o «Pogo», hacía fiestas para niños vestido así. Pero entre 1972 y 1978 violó y mató a más de 35 hombres.
«Los payasos podemos salirnos con la nuestra», les dijo a las autoridades. Pero fue ejecutado en 1994, ya cuando el «payaso asesino» volvía al siglo XX en todo su esplendor y reinaba en la imaginación popular. Porque figuras como «Pennywise» y el «Jóker» tomaban fuerza en la cultura pop. «Saw» es el último producto universal de este imaginario.
Ahora, las bromas con payasos llenan de pánico a los habitantes de Estados Unidos. Con toda esta historia de horror a cuestas.