Más de 150 artistas, en su mayoría poperos, se han revelado contra la plataforma de música vía streaming más popular en todo el mundo, YouTube.
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Se trata de un movimiento que parece una rebelión, donde participan artistas y representantes de una veintena de discografías, entre ellos los tres principales sellos que copan el mercado de la música grabada. Entre los nombres involucrados están Bryan Adams, Ryan Adams, Beck, The Black Keys, David Byrne, Cher, Gloria Estefan, Elvis Costello, Jon Bon Jovi, Billy Idol, Elton John, U2, Rod Stewart, Sting y otros tantos famosos.
Fueron justo estos personajes quienes presentaron en Washington, una petición al Congreso de Estados Unidos para reclamar una reformulación más estricta de las medidas de protección del derecho de autor en Internet. Dicha petición busca un nuevo modelo de la Ley de Derechos de Autos Milenio Digital (DMCA en sus siglas en inglés), esto, para evitar la proliferación de su música en portales como YouTube, Dailymotion o Vevo ya que «amenaza la viabilidad de los compositores y artistas para sobrevivir».
Esta no es la primera vez que miembros de la industria audiovisual levantan la voz en contra de YouTube, sin embargo, esta es la primera ocasión en que se hace de forma tan organizada.
«YouTube está construido sobre los cimientos de contenido gratuito y robado y es así como llegaron a ser tan grandes», sostuvo Trent Reznor en una entrevista, quien además de ser artista es jefe creativo de Apple Music.
Por su parte, YouTube asegura que la compañía no hace negocio con las solicitudes DMCA, que les llegan «a mano» -la ley que establece que los poseedores de derechos pueden solicitar la retirada de sus contenidos con una de estas solicitudes.
De acuerdo con el servicio de alojamiento de videos de Google, el 99,5 por ciento de las infracciones de copyright en los videos de música que se alojan se detecta automáticamente con su sistema Content ID y tan sólo el 0,5 por ciento restante proviene de las reclamaciones DMCA.
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Desde la ceración de YouTube -en 2005-, la industria de la música siempre ha contemplado con mucho reparo la distribución de videoclips con canciones sujetas a derechos de autor.
Esta desconfianza creció cuando el año siguiente -2006-, Google adquirió a YouTube por mil 500 millones de euros y consiguió una situación de claro predominio en el mercado musical de Internet.
La polémica se agudizó cuando hace más de dos años YouTube quería lanzar un servicio de pago que, según artistas y discografías vulnera los derechos de autor. La compañía ya ha pagado más de tres mil millones de euros a la industria musical.
Fuente: People en Español