Los vemos a diario en las redes sociales y servicios de mensajería instantánea; son íconos que revelan estados de ánimo, emociones y actividades. Y ahora se han viralizado en Tabasco (México), porque son la imagen de un precandidato presidencial mexicano.
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Todo comenzó como un proyecto de preparatoria en la materia de contabilidad y mercadotecnia, en la búsqueda de un plan ficticio e innovador. Su taller se encuentra en la sala de su humilde vivienda, justo en el comedor. Su mamá, Sandra Castro, y sus hermanos pequeños le apoyan durante las tardes y madrugadas de confección.
Cada una de estas almohadas tiene un valor de 80 pesos, las vende en plazas comerciales, en parques públicos y a domicilio, una vez acordada la compra vía móvil o en sus cuentas de redes sociales.