Ayuntamientos y registros civiles de distintas ciudades alemanas abrieron este 1 de octubre de manera extraordinaria sus puertas para casar a parejas homosexuales el día de la entrada en vigor de la ley que legalizó el matrimonio de personas del mismo sexo.
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En Berlín, Hamburgo o Hannover se registraron las primeras bodas de gais y lesbianas decididos a formalizar su relación en la primera jornada posible y convertirla en un símbolo de su lucha por la igualdad. La ley que legalizó el matrimonio homosexual en Alemania se aprobó in extremis el pasado junio, al final de la tercera legislatura de la canciller, Angela Merkel.
Aunque ella votó «no», la mayoría del Parlamento se alineó con la mayoría social que reflejaba las encuestas y convirtió a Alemania en el decimocuarto país europeo en avalar el matrimonio homosexual, el número 23 en el mundo.
En este punto Alemania no fue precisamente el «motor» de Europa, bromea el presidente de la Federación de Gais y Lesbianas de Berlín y Brandeburgo, Jörg Steinert, recordando, como ejemplo, la aprobación de la ley en España en 2005. En el caso de Berlín además, explica, la entrada en vigor de la ley se ha adelantado al ritmo de la burocracia y hasta 2018 no estará disponible el nuevo software, por lo que los cónyuges de las primeras parejas homosexuales que se casen aparecerán en el registro uno como «hombre» y el otro, como «mujer».
La anécdota, subraya, no empaña no obstante el «avance» que supone la norma y que evitará muchos trámites a gays y lesbianas que hasta ahora sólo se habían podido registrar como parejas de hecho, gracias a una ley que se aprobó en 2001.Según las últimas cifras hechas públicas por la Oficina Federal de Estadística, en 2015 el censo recogía alrededor de 94.000 parejas del mismo sexo en Alemania y de ellas unas 43.000 se habían registrado formalmente. EFE