Las redes sociales también sirven para viralizar buenas causas y en esta ocasión una publicación cambió la vida de Luis Villacís y Joel Jetacama, dos fervientes hinchas de Aucas. Posiblemente viste una foto de un abuelito con su nieto compartiendo una salchipapa y una bebida en la «Caldera del Sur». Esa instantánea fue capturada por Juan David Jaramillo, un policía que se enterneció al ver ese cuadro. No dudó en compartirla e inspirado contó la historia de la foto.
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«No había mucho dinero, tan solo lo suficiente para pagar la media entrada de cada uno; no había mucho dinero, tan solo alcanzaba para comprar un pequeño plato de comida y un dulce que convirtió al domingo en el día más esperado de la semana; no había mucho dinero pero no lo necesitaban porque se tenían, porque era suficiente sonreír por la emoción que generaba una jugada, tararear la canción de su equipo para finalmente tomarse de la mano y en pasos cortitos, retornar a casa por la calle de la insondable rutina que a veces duele. Fui testigo de la postal de un abuelito y su nieto que enterneció el alma y recordó que no hace falta tenerlo todo para ser feliz. El valor de las SIMPLES COSAS», escribió Juan David.
Las imágenes se viralizaron y llegaron a las personas indicadas. Aquí entran dos fieles hinchas del Aucas, se trata de Leonardo Velasco y Edwin Logroño, que querían comprarles la camiseta de «Papá» y darles un abono para ir al estadio todo el año, pero las cosas resultaron mejor de lo planeado.
Gestionaron y llegaron hasta la dirigencia del cuadro oriental que auspiciaron el abono, los homenajearon invitándolos a la cancha para que compartan tiempo con el cuerpo técnico y jugadores. Además, se cumplió un gran sueño, Aucas le otorgó una beca por un año en las escuelas de fútbol del plantel y por cosas de la vida, este era el pedido que Joel siempre le hacía a su mamá, Gabriela.
Gaby contó: «Fue una bendición. Desde los dos años, mi hijo va al estadio con mi tío y veía a los niños que entraban con los jugadores. Me decía, mamá inscríbeme, y para que no lloré le dije que sí lo hice pero estaban de vacaciones. Me preguntaba cuándo le van a llamar y me inventaba otra excusa. Un día me dijo si era verdad o mentira y yo me mantenía en el engaño».
Joel es un niño sencillo, inteligente, noble que ama mucho a su familia. Cuando crezca quiere ser futbolista y doctor para curar a su hermana.
«A mí me gusta el fútbol. El balón es mi amigo. Quiero ser el mejor jugador del Ecuador y ser un buen médico para curarle a mi ñaña de los ojitos».
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Al escuchar esto, la mamá explicó que ella tiene 3 hijos, Joel de 6 años, y dos nenas, una de 8 y otra de 4. La mayor tiene una enfermedad degenerativa en la vista.
«Mi hija tiene queratocono es una enfermedad que va perdiendo la vista progresivamente. Lo que nos dijo el médico es que solo le pueden hacerle una cirugía para tratar de detener la enfermedad pero es costosa y como es pequeña hay demasiado riesgos. Lo mejor sería realizar el procedimiento en España o Estados Unidos para que le hagan el cambio de corneas directamente, pero no tenemos los recursos. El único que me ayuda es mi tío».
Leonardo y Edwin al conocer de esta situación mencionaron que van a seguir apoyando a la familia. Han acompañado a Luis y Joel en este trayecto y están emocionados al ver todo lo que consiguieron por la campaña que realizaron en redes para encontrarlos. La pasión y amor por los colores es inmensa, ellos dicen que Aucas no es de campeonatos pero es algo de sentimiento.
Cuando Edwin vio la foto contó que le recordó a su abuelo y a su hijo. » Yo tengo un recuerdo con mi abuelito nos llevaba al estadio. Me acuerdo que jugaba Aucas con Nacional y cayó un aguacero. Mi abuelito nos dio el paraguas, nos hizo acampar en la visera y él se estilaba. Y cuando vi en la foto esa sonrisa picara a Joel me hizo acuerdo a mi hijo. Puse un tuit y les dije quiero contactarles».
Por su parte a la mente de Leonardo también vino el recuerdo de su niñez. «Soy del barrio la Magdalena, sur de Quito y la mayoría éramos hinchas del Aucas. Era gente de 80 años con un guambra de 4. Me dije por qué no puedo devolver la tradición a alguien y ver la foto me hizo retroceder en el tiempo».
Por su parte, don Luis no podía creer todo lo que pasaba. Él tiene 81 años y es carpintero. Toda la vida ha sido hincha de Aucas y está feliz de compartir esa pasión con su pequeño compañerito. Entre risas confiesa que lo han llamado amigos desde España para felicitarle.
Don Luis recordaba que también le encantaba jugar fútbol, «A mis papás no les gustaba que yo juegue, me quitaban los zapatos, pero yo igual así salía. El Aucas me ha gustado siempre. Yo le compre la chompa a Joel cuando era chiquito. Siempre acompaño al Aucas; he ido a Ambato, Cuenca, le sigo a todas partes, solo falta a Argentina», dice el hincha.
Cada uno puede interpretar estas imágenes desde su realidad. A algunas personas les recordará su infancia, otros verán a esos seres de luz que llamamos abuelos en los ojos de Luis, -quien realmente es el tío abuelo del pequeño-. A mí me recuerda a mi padre, mi infancia con él, los momentos que comparto a su lado ahora y lo afortunada que soy de ser su hija.
Gracias Luis y Joel porque en esta época de redes lograron llegar al corazón de muchas personas para recordarnos valorar las pequeñas cosas de la vida, que lo material no es felicidad.
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