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Atlético Nacional ha logrado llegar de nuevo a una final de Copa Libertadores. Su última incursión fue en 1995, en donde perdió con el Gremio de Porto Alegre. Sin embargo, nadie olvidará el título que consiguieron en 1989, cuando vencieron a Olimpia de Paraguay por penales.
No obstante, Atlético Nacional jamás podrá borrar de su historia el trascendental e influyente nexo que se dice que tuvo con Pablo Escobar.
Desde mediados de los 80, los cárteles de la cocaína estaban en contacto directo con el fútbol colombiano. El Cartel de Cali controlaba el América de esa ciudad, Gonzalo Rodríguez Gacha El Mexicano, el Millonarios de Bogotá, y Escobar el Nacional de Medellín.
Aunque pocos casos llegaron a los tribunales, se considera probado que El Patrón tuvo hombres dentro de la directiva de Nacional. Y el verde tiene el honor de que el primer extraditado de Colombia a EEUU de la historia fuera su expresidente Hernán Botero.
Lo peor, especialmente para los hinchas de Nacional, no es lo trabajoso que es convencer al resto del mundo de que aquella Libertadores del 89 no fue comprada por Escobar. Es que es casi inútil.
A ello contribuye que en el imaginario popular Pablo Escobar es una figura omnipotente especialmente ligada al fútbol, ya desde la construcción de campos en los barrios pobres que él mismo rehabilitaba en Medellín. El fútbol era para narcotraficantes como él una compleja mezcla de pasión honesta, lavadora de dólares y escaparate social.