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A favor de Maxi López: el hombre es alto. Mide 1,92 metros (6.3 pies). Y usa su poderío físico para jugar como centrodelantero en el defensvo fútbol italiano. Por lo tanto, es de esperar que el argentino no sea una sílfide. Es un tanque, que generalmente tiene un peso entre 90 y 92 kilos (198 a 202 libras).
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Bueno, eso es una cosa. Otra es que tras las vacaciones de fin de año, López volvió a su club, el Torino pesando casi 100 kilos, 97 (213 libras) para ser más exactos. De hecho, así se ve actualmente.
Por esta razón, el entrenador del Torino, Giampiero Ventura, tomó la determinación de separar del plantel al bien entrado en carnes futbolista. «Este año, Maxi no está en condiciones. Pero lo espero», reconoció el adiestrador, quien además aseguró que López (quien registra 100 goles oficiales en sus 14 años de trayectoria profesional) volverá a entrenar con sus compañeros solo cuando alcance su óptima forma física.
¿Y qué dijo el mejor amigo de las pastas y la pizza? «Voy a trabajar duro todos los días para demostrar que puedo ser decisivo», fue la respuesta del delantero, quien seguramente no querrá ver ni en pintura unos espaguetis o un sándwich de milanesa.