Hace 4 mil millones de años la Luna sufrió un bombardeo apocalíptico.
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Una violenta lluvia de asteroides, azotó su superficie y le dejó profundas cicatrices que perduran hasta hoy.
Ese diluvio de meteoritos duró entre 20 y 200 millones de años y, aunque también afectó a la Tierra y a otros cuerpos del Sistema Solar, se le conoce como el cataclismo lunar.
Y la más grande, profunda y antigua de las cicatrices lunares es la llamada depresión de Aitken, ubicada en su Polo Sur lunar, una inmensa cuenca de 2.500 km de diámetro que se extiende a lo largo de casi un cuarto de la Luna.
La distancia entre sus zonas más profundas y los picos más altos que la rodean alcanza los 15 km, eso es casi el doble que la altura del Monte Everest en la Tierra.
Y fue ahí donde alunizó la sonda espacial china Chang’e 4, la primera en llegar jamás al lado oculto de la Luna.
Según la NASA, la depresión de Aitken es "uno de los destinos más fascinantes de la Luna".
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Pero una de las razones es que guarda un enigma: los científicos que estudian la Luna aún no saben si esa cuenca fue una de las heridas causadas por el cataclismo. Es decir, no saben exactamente cuándo se formó la depresión.
Chang’e 4
Ese misterio, sin embargo, podría comenzar a resolverse con la llegada de Chang’e 4.
Y aunque la Luna esté a casi 400.000 km de la Tierra, saber qué tan antigua es Aitken servirá para descifrar claves sobre la vida en nuestro planeta.
"Conocer la edad de Aitken nos permitirá someter a prueba la idea de que la Luna sufrió un bombardeo hace 4.000 millones de años", le dice a BBC Mundo Brad Jolliff, profesor de ciencias planetarias en la Universidad de Washington.