Tres de cada cuatro pequeñas empresas que emprenden una aventura comercial no llegan a cumplir los dos años de vida.
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De las sobrevivientes, muy pocas siguen existiendo al quinto año. Y aún son menos las que terminan convirtiéndose en proyectos tan exitosos como para generar una fortuna.
Pero esas son las grandes excepciones que suelen inspirar a quienes tienen el sueño de crear algún día su propio negocio.
En ese mundo de quienes lograron sacar adelante una idea hay historias tan sorprendentes como la de un par de jóvenes -Larry Page y Sergey Brin- que un día de 1998 alquilaron un garaje para inventar un buscador en internet que terminó convirtiéndose en Google.
Pero claramente no todos los días se inventan Google, Facebook o Apple.
Sin embargo, más allá de los gigantes tecnológicos y las exitosas historias de startup en Silicon Valley, hay personas comunes y corrientes que desafiaron las predicciones negativas de su entorno y el miedo por endeudarse antes de desarrollar una idea empresarial.