Una aficionada al acordeón, un camionero y una vendedora de cosméticos.
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Ellos son algunos de los responsables detrás de los "chalecos amarillos", el movimiento que puso en jaque al gobierno de Emmanuel Macron en lo que se considera su peor crisis institucional desde que llegara al poder en Francia hace menos de dos años.
Sus protestas comenzaron por el anuncio del ejecutivo francés de que subiría los impuestos a los carburantes.
El pasado sábado, las revueltas dejaron en París un reguero de vehículos incendiados, grafitis y escaparates rotos en los Campos Elíseos, una de las arterias más icónicas de la ciudad.
Y esta semana obtuvieron su primera gran victoria.
Este martes, el gobierno galo aprobó una moratoria en la aplicación de esta tasa que, según lo previsto, debía entrar en vigor el 1 de enero.
Pero un día después, el primer ministro francés, Édouard Philippe, anunció que la medida se cancelaba y que el aumento de impuestos se había eliminado de la ley de presupuesto para 2019.
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Los gilets jaunes (chalecos amarillos, en francés) se definen como un movimiento transversal y sin cabezas visibles.
Pero, pese a no querer identificar a ningún líder, dos de sus miembros más destacados asistieron este martes a una reunión con el ministro de Transición Ecológica francés, François de Rugy.
Estos son tres de los líderes más reconocibles del movimiento de los "chalecos amarillos".
Priscillia Ludosky: la primera petición "online"
Es una de las caras más visibles en los medios franceses como líder del movimiento. Tiene 32 años y vive en Savigny-le-Temple, a 40 kilómetros de París.
El pasado mes de mayo, Ludosky lanzó una petición en la plataforma online Change.org que podría considerarse el inicio de la protesta.
Su situación personal, como la de tantos otros en Francia, es la de una vendedora autónoma que necesita el auto para ir a trabajar.